Como bien sabéis, si me seguís en redes sociales, soy estudiante de psicología en la UOC, además de asesora de lactancia, entre otras cosas.
He esperado a escribir esta entrada a estar a las puertas de acabar la asignatura Psicología del Desarrollo II. El semestre pasado tuve el gusto de hacer Psicología del Desarrollo I y digo el gusto porque me encantó y prácticamente no tuve que estudiar, esas cosas que pasan cuando eres autodidacta durante años.
En Psicología del Desarrollo I estudias al niño como PERSONA en desarrollo desde todos los puntos de vista: cognitivo, afectivo, emocional y social.
En Psicología del Desarrollo II estudias a la PERSONA en la adolescencia, juventud, edad adulta y vejez, una vez más desde todos los puntos de vista: cognitivo, afectivo, emocional y social. (Este semestre si que he tenido que poner toda mi atención)
Son asignaturas profundas y compactas, auténticos bloques de sabiduría.
Cogí con entusiasmo su estudio y me maravillé cuando pude comprobar que se trataban aspectos como el vínculo de una forma que compartía plenamente. Se trataba, además, con calma y sin ningún ápice de muestras de acusación hacia los padres, el tema de las madres nevera y el dichoso psicoanálisis.
Lo siento, no puedo con esta rama de la psicología. No le veo ni pies ni cabeza, pero no puedo negar tampoco su contribución indispensable al desarrollo de muchos de los aspectos que conocemos hoy en día. Aunque muchas de sus ideas están obsoletas y se ha demostrado que no son ciertas. Desde mi humilde punto de vista, el psicoanálisis es el padre de la culpabilidad hacia las madres. En fin, menos mal que los tiempos cambian, un poco.
Por otro lado, y éste viene a ser el tema del post de hoy: la lactancia brilla por su ausencia. Falta un apartado, no hace falta que sea muy profundo, pero falta.
La lactancia materna forma parte del desarrollo del bebé y no mencionarla ni una sola vez en una asignatura tan fundamental como Psicología del desarrollo I es un error muy grande.
Estamos todos de acuerdo en que se puede generar un apego seguro entre una madre y un bebé con lactancia artificial. También estamos todos de acuerdo en que el desarrollo habitual de los bebés debería ir acompañado de lactancia materna, con los matices que a continuación explicaré.
Y no me refiero a un bebé de un año, que sí, que ya sabemos que hasta el año los consideramos lactantes, pero después del año y como mínimo hasta los dos el bebé se alimenta de lactancia materna y alimentos. Por tanto, me refiero a niños desde los 0 meses hasta los 3, 4, 5 y 6 e incluso siete años.
Tenemos que ampliar esa mirada y esa perspectiva, porque la posibilidad existe.
Esa falta de perspectiva en lactancia materna hace que se digan barbaridades por boca de psicólogos, que dictaminan que sus pacientes tienen que dejar la teta porque está interfiriendo en su terapia.
Lo que ocurre, cuando no estudiamos la lactancia materna como parte del desarrollo evolutivo de un bebé y no sabemos absolutamente nada de ella, es que tiramos de prejuicios y estereotipos propios, eso es lo que pasa.
Porque si resulta que tienes la iniciativa y te informas por tu cuenta, pues no lo harás. Porque sabes que forma parte del desarrollo de un bebé y que, como todo, pasa por diferentes etapas, las conocerás y no te extrañará porque sabes y conoces.
Pero claro, si en la carrera y en la asignatura más básica no se habla ni remotamente, tenemos un problema. Y no se trata solo de la UOC, sino de todas las universidades.
La lactancia materna está totalmente silenciada.
Y ahora paso a los matices, esos que duelen porque van a nuestro ser más profundo. Las madres son todas diferentes y diversas, PERSONAS con historias de vida únicas y sus familias exactamente igual.
Los psicólogos, la mayoría, no saben nada de lactancia materna, pero tampoco saben gran cosa de derechos.
La lactancia materna forma parte del derecho a la salud de los bebés y los niños. Lamentablemente existen muchas trabas para las madres que desean amamantar: falta de asesoramiento adecuado, bajas laborales escasas, falta de conocimiento por parte de muchos profesionales, tanto de la salud como de la educación, y una presión y una capacidad de influencia total y absoluta por parte de la industria.
Con todo, la madre es la que tiene la última palabra. Ella decide si da de mamar o no. Es su cuerpo y ella decide. Nadie más tiene que entrar a opinar sobre si esa madre ofrece lactancia materna o artificial.
Soy lactivista y promuevo la lactancia materna como forma óptima de alimentar a los bebés, pero desde una perspectiva de derechos también soy consciente de que no está en mi mano cuestionar las decisiones individuales de las personas.
Así pues, lo que aquí pongo sobre la mesa es la falta de conocimientos en lactancia materna de una cantidad importante de psicólogos y aún mucho más de una falta importante de perspectiva de derechos en sus actuaciones.
La capacidad de lactar y la libre decisión sobre este hecho, nos es negada en el momento en que se nos indica que debemos destetar sin motivos que van más allá de la opinión personal del terapeuta.
Es una decisión que entra dentro del ámbito de lo privado de las personas.
En todo caso el psicólogo, desde mi humilde opinión, debería saber de lactancia materna y su vinculación con las diferentes fases del desarrollo del bebé, para poder dar respuesta a las necesidades de su paciente y en todo caso poder orientar sus indicaciones teniendo en cuenta las decisiones personales de la madre y del bebé. No nos olvidemos tampoco que el bebé y el niño también tienen algo que decir aquí.
La decisión de destetar es una decisión en la que estan implicados madre y bebé/niño y nadie más.
El destete dirigido se debe tratar con la necesaria delicadeza y atención pues un destete abrupto y sin un acompañamiento adecuado si que puede causar un perjuicio a la madre y al bebé/niño: estrés innecesario en el bebé/niño y en la madre obstrucciones y cabe la posibilidad de una mastitis, además de las implicaciones emocionales evidentes.
Deberíamos empezar a tratar el destete como un proceso que requiere de especial cuidado para evitar causar un daño innecesario. Por este mismo motivo, me llevo las manos a la cabeza cuando se indica un destete sin pautas ni indicaciones para ello, como si se pudiera hacer de un día para otro.
No hacer daño es la máxima de los profesionales de la salud según todos los códigos deontológicos y se está haciendo daño con estas actitudes basadas en prejuicios y estereotipos propios.
Para concluir, sólo quiero comentar que no deja de ser significativo que procesos como el embarazo, el parto, el puerperio y la lactancia no se expliquen ni siquiera de forma breve dentro de Psicología del Desarrollo.
Si que se explican los cambios que se producen en los roles familiares ante la llegada de la maternidad y la paternidad y el concepto familia des de un punto de vista amplio, pero desde mi punto de vista no es suficiente.
Los procesos vitales de la mujer no se tienen en cuenta lo más mínimo como parte del desarrollo. Y esto es muy significativo. No se trata de que dentro de una asignatura como Psicología del Desarrollo II se haga un máster en salud mental perinatal, pero es que ni se menciona el puerperio ni el posparto.
Ser madre no es un derecho ni una obligación, pero puede formar parte del desarrollo si así sucede por decisión de la mujer. En una asignatura básica y pilar fundamental debería poder hablarse de los cambios a nivel cognitivo, social, emocional y social que supone para las mujeres el paso de ser mujeres a ser mujeres y madres.
Somos el 50% de la población, ¿no es suficiente motivo?
Tal vez conforme avance en la carrera me lleve una sorpresa y pueda escribir un post de rectificación de lo aquí redactado.
Pero me cuesta creerlo, aun así, no pierdo la esperanza.
Algunos links de interés.
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