Autismo, lactancia y rabietas

Las redes sociales etán llenas de tips y consejos promocionando la lactancia y se organizan charlas, talleres y actividades por todas partes. Existe mucha información hoy en dia, tal vez demasiada, y aunque la dificultad radica claramente en distinguir el grano de la paja, cada vez más podemos encontrar un grupo de lactancia cerca de nuestro domicilio, una asesora de lactancia, una comadrona con un grupo de postparto o aquella amiga que dio el pecho tanto tiempo y nos puede brindar apoyo.

Y por supuesto, las redes sociales son una fuente inagotable de acompañamiento, al menos virtual. Asi que no voy a hablar de beneficios o de ventajas de la lactancia, ni de perjuicios ni desventajas de la artificial, ni a dar consejos ni explicar como es un buen agarre ni nada parecido porque los podeis encontrar en las redes ahora mismo.

Voy a hablar de un aspecto de la lactancia materna de la que se suele hablar muy poco: la contención emocional, o la nutrición emocional que también le llaman. O tal vez se habla en general, sin poner ejemplos concretos, asi que aqui va mi experiencia personal, por si a alguien le puede servir de ayuda y como contribución a esta semana mundial de la lactancia materna.

Empiezo el relato:

Decidí dar el pecho a mis hijos porque era lo que quería y nada más. Nadie me obligó ni me convenció para que lo hiciera. Al contrario, a la primera de cambio ya me estaban dando biberones, a pesar de que mi deseo explícito era dar el pecho.

Tuve muchísimos problemas al principio: dolor, grietas, ingurgitaciones… hice lactancia mixta con mi primer hijo un tiempo hasta que resolvimos las dificultades. Con la segunda tuve dificultades, claro que si, pero ya no fueron dramáticas ni dolorosas. Ya era asesora de lactancia y llevaba tiempo llevando un grupo de apoyo, no hacia mucho pero lo suficiente para darme la confianza en mi misma necesaria y sacar adelante la lactancia.

Me encontré con personas que me animaban a dejar el pecho pero no les hice caso. Y menos mal que no les hice caso, porque la lactancia fue una liberación y porque fue una herramienta imprescindible para superar las rabietas incontrolables y aterradoras de un niño con autismo sin diagnosticar.

(Una aclaración: en un niño autista existen dos situaciones que se pueden dar. Una rabieta: como la que tienen todos los niños en una etapa muy determinada de su desarrollo. O una crisis sensorial: por sobreexposición a un estímulo sensorial que acaba desbordando el niño dadas sus dificultades para regularse.)

Un niño pequeño tiene pocas herramientas para sobrellevar una rabieta, pero un niño pequeño con autismo tiene grandes dificultades de comprensión del entorno y le faltan muchas herramientas o más bien diría que las que tiene de serie no son muy bien vistas socialmente.

Cuando el niño se convierte en adulto, puede seguir viviendo situaciones en las que se desborde sensorialmente. Pero de este aspecto no hablaré, dado que no lo conozco en primera persona.

Me tocará vivirlo, más bien como espectadora. Entiendo de todos modos, que evolucionan y se desarrollan y seguramente adquieren nuevas herramientas si es que han recibido un apoyo adecuado. Eso espero.

Mi hijo ha cambiado muchísimo. Las crisis sensoriales han disminuido y cuando suceden debo decir claramente que se veían venir pero por cansancio nuestro, prisas y acumulación de cosas no hemos sido capaces de dejarle espacio para calmarse antes de estallar.

A los 18 meses empezaron los signos más visibles y descarados del autismo. Antes de los 18 meses ya era un bebé muy nervioso, altamente demandante e incontrolable, dormía poco y lloraba mucho, mucho, mucho.

Dejó de comer, empezó a seleccionarlo todo, tenia obsesiones y manías muy marcadas y su lenguaje no evolucionaba. No respondía a su nombre, se quedaba embobado con las cosas, apilando torres y tirándolas, o haciendo filas, el juego simbólico no arrancaba, me echaba de la habitación, me apartaba, estaba ahí, jugando con sus cosas, como en una burbuja.

No sabia jugar con sus iguales, en un momento en que los demás niños empiezan a interactuar y a relacionarse, él no sabía como hacerlo, era un matón, tal cual os lo digo, para jugar solo sabia pegar.

Las rabietas empezaron y las crisis sensoriales también. No se le podía tocar el pelo ni bañarlo. No soportaba el ruido de la maquinilla de afeitar de su padre, ni el ruido del secador, lloraba y pataleaba.

Pensábamos que era normal y que se le pasaría, pero no se le pasaba. No avanzaba y en fin, las respuestas a nuestro alrededor ya las he explicado: no le pones limites y deja de darle la teta que comerá.

¿Qué pasaba? Pues que yo sabía perfectamente que la teta no era la culpable de esos comportamientos extraños.

Falta de apoyo total y absoluta. Mi marido siempre le decía a todo el mundo que si el niño se dormía colgando de los pies boca abajo como un vampiro y todos descansábamos, que el niño dormiría colgado boca abajo como un vampiro y punto.

Es muy fácil decir: sácale la teta, dile que no haga esto o aquello o que se esté quieto cuando no eres tú el que tiene que estar con un bebé que sufre y llora y no se comunica contigo, es muy fácil decirlo cuando no ofreces alternativas a unos padres desbordados.

La lactancia materna, el porteo y el colecho fueron una LIBERACIÓN. Y lo pongo así, en mayúscula, porque no sé como habría acabado mi salud mental sino hubiera sido por esas tres herramientas. Eran mis herramientas y me funcionaban.

Los profesionales de la salud parece ser que no están acostumbrados a ver unos padres responsivos a través de estas herramientas. Los progenitores pueden ser responsivos con una cuna, un biberón y un carrito, pero nosotros lo eramos en una forma que no entraba en sus esquemas. Así que, en una, para mi, clara irresponsabilidad, achacaban a nuestra forma de criar nuestras dificultades con el niño.

De los 18 meses a los tres años que empezó el colegio, la tortura a la que nos veíamos sometidos iba en aumento. Las exigencias sociales eran cada vez mayores y su ansiedad ante la falta de apoyo del entorno crecía exponencialmente.

EL COLECHO:

El sueño es aterrador, lo sigue siendo y tiene 10 años. El colecho ha sido una herramienta imprescindible para el descanso de todos. Ya no duerme con nosotros, tiene autismo y le cuesta coger el sueño, hemos ido cambiando las estrategias y avanzamos. ¡Y más que avanzaremos! Aquí publiqué nuestras herramientas para el sueño. Pensar que si duermes con tu hijo los primeros años de vida, nunca va a querer irse de tu cama, no tiene ningún sentido porque todos evolucionan y se desarrollan. Cada uno a su manera. El problema es nuestra sociedad que no respeta los ritmos de crecimiento y desarrollo y la falta de conocimientos sobre el colecho seguro por parte de muchos profesionales de la salud y de la población en general. Y el problema también es la falta de apoyo y acompañamiento a las familias que se ven solas en la dura tarea de criar. Para criar a un niño se necesita a toda la tribu, ya no tenemos tribu y buscamos el apoyo como podemos.

Si no quieres colechar, que sea porque tú no quieres, no porque te mientan y te inculquen miedos y prejuicios.

EL PORTEO:

Un niño con autismo, sin diagnosticar, escapista, incapaz de percibir el peligro, incapaz de prestar atención al entorno que le rodea, saturado de estímulos, incapaz de comunicarse contigo, con un perfil sensorial mixto en el que a menudo necesita presión corporal para sentirse bien: donde mejor está, es en un portabebé con su madre o con su padre bien apretadito y contenido.

Las manos libres siempre y sin cargar potitos, agua ni polvos, salia a la calle con un pañal de recambio, toallitas y poca cosa más. Para mí, eso era libertad.

Tampoco lo llevamos en brazos ya, ni lo porteamos. Llegó un momento en que evolucionó, se desarrolló y pasamos al carrito. Atado, seguro: para evitar caídas y llegar a los sitios a tiempo. Como lo llevara suelto a la que le daba por ahi, se levantaba, me tumbaba el carrito y ¡ala! ¡A darle vueltas a las ruedas!

Lo llevé en fular, me criticaron porque no iba a querer nunca bajarse de mis brazos, lo llevé en carrito y me seguían criticando porque ya era mayor para estar en el carrito sentado. ¡Mira que es pesada la gente! Porque es que toooodo el mundo opina, hasta gente que ni conoces por la calle te tiene que soltar alguna. En fin, lo dicho, todos evolucionan, a ritmos y maneras diferentes, pero evolucionan. Así que ya no va en carrito, pero tenemos que vigilar que no se despiste porque entra en su círculo de aburrimiento que digo yo, empieza a dar vueltas, se abstrae de lo que le rodea y no sabe ni donde está. Esto tendremos que ver como lo trabajamos con él porque si quiere ir solo por la calle, tendrá que encontrar la manera de controlarlo y vigilar lo que tiene alrededor. Si no lo consigue, pues ya veremos que hacemos. Suerte que hoy en día con los móviles…

Lo dicho, si coges a tu hijo en brazos no lo malacostumbras ni tonterias de esas y si porteas a tu hijo con seguridad, tampoco le vas a causar un trauma tal a tu hijo que no quiera caminar.

Si no quieres portear, que sea porque tú no quieres, no porque te mientan y te inculquen miedos y prejuicios.

LA LACTANCIA MATERNA, EL AUTISMO Y LAS RABIETAS.

Si el colecho fue una liberación que nos permitió descansar y el porteo fue una liberación por poder llevar controlado y feliz a nuestro hijo, la lactancia fue un pilar total y absoluto sin el que probablemente hubiéramos acabado al borde del abismo en poco tiempo.

Mi hijo mamaba mucho, mucho, muchas veces. La crisis de los dos años que todos pasan fue terrible, lo es para todos, mamas y bebes, muy difícil, demandante. Es una etapa en la que maman como si tuvieran dos días de vida, en lugar de dos años. La crisis de los dos años se alargó demasiado, síntoma inequívoco de que algo en su desarrollo no iba bien.

Cuando se desbordaba, teta. Cuando explotaba, teta. Cuando lloraba, teta. Y así íbamos pasando. Cumplió los tres años mientras yo estaba embarazada de mi segunda hija, seguía mamando igual. Nació mi hija y seguía mamando igual. Así que después de vivir un episodio de agitación en el amamantamiento al poco de nacer ni hija, decidí destetar. Lo hice mal, no os voy a decir otra cosa, pero es que no podía hacerlo bien de ninguna de las maneras. Sin saber que tenia autismo, sin saber que su mente funcionaba de forma diferente, sin saber que necesitaba anticipación, soportes visuales y acompañamiento para la gestión de las emociones, el destete fue de todo menos respetuoso. Entre que acabó p3 y empezó p4 le quité la teta. Tenia a mi hija pequeña lactando así que yo no sufrí ni por falta de succión ni sufrí cambios hormonales por dejar de lactar. Y él se quedó sin su herramienta más valiosa, su teta.

Sus rabietas al curso siguiente se multiplicaron en frecuencia y en intensidad. Las exigencias sociales, la falta de apoyo del entorno y la ausencia de lenguaje estructurado eran una maldita bomba de relojería que cada vez permitía menos tiempo entre explosión y explosión.

En p3 las rabietas las achacábamos a un cambio de domicilio e incluso al nacimiento de su hermana. Pero al llegar a p4 era evidente que no podía ser eso. Mordía, pataleaba, gritaba, pegaba y ya no podíamos más.

La ultima vez que fue al colegio fue en la fiesta de carnaval. Lo obligué por enésima y última vez a ir a ese colegio. Me pasaron fotos por wapp algunas mamas del cole que pudieron ir a verlos, yo no pude porque estaba trabajando. Lo vi por la tarde.

Triste, resignado y sin entender nada de lo que pasaba a su alrededor. Con aquellos ojos desesperados, atenazados por el miedo y la soledad. Hablamos mi marido y yo. Y se quedó en casa. Volvió a tomar teta. Se reenganchó después de unos meses de dejarlo.

En esa época, entre p4 y p5, empezamos la búsqueda activa de ayuda, fuera del pediatra y de la escuela. Hasta ese momento habíamos ido dando tumbos, sabiendo que algo no encajaba pero sin encontrar respuesta: a lo de «no le pones límites» y «deja la teta y comerá», podéis añadir el «ya hablará» y el «todos los niños lo hacen».

El colegio nos cerró las puertas. Buscamos otro. Buscamos ayuda psicológica privada, que no vio el autismo y en tres visitas se acabó, y pública, que no tuvo otra ocurrencia que decirme que la lactancia le generaba dependencia y otra vez con la misma chorrada de que no hablaba porque le hablábamos en inglés. Recuerdo decirle: mi marido habla inglés como si fuera catalán y castellano y yo lo entiendo y lo hablo. No sé ni como acabó la conversación, es muy posible que después de la perla de la lactancia materna yo sacase la artillería pesada y le soltara alguna fresca.

Aquel psicólogo no supo ver a una madre que estaba sufriendo mucho y que necesitaba más que nada en el mundo escucha activa sin juicios de valor. Nunca llegó a ver a mi hijo, ¿para qué lo iba a llevar?, estaba claro que no nos iban a ayudar. Sólo con decirme que la lactancia materna causaba dependencia supe que no tenia ni idea de lactancia materna y mucho menos de acompañamiento emocional.

Si no quieres dar teta, que sea porque tú no quieres, no porque te mientan y te inculquen miedos y prejuicios.

La lactancia materna me ayudó a superar los años peores. Los de los mordiscos, las patadas, las huidas, los golpes, los gritos. Me recuerdo a mi misma enmedio de sus explosiones obligándole a tomar teta para que se calmara. Cruel y real, le obligaba, lo cogía, lo apretaba contra mí, lo calmaba, empezaba a succionar y se relajaba. No tenía otra herramienta, nadie me había hablado ni de pictos ni de soportes visuales ni de funciones ejecutivas ni teoría de la mente ni calendarios ni nada de nada. Totalmente primario.

Ahora lo puedo contar sin miedo a que me suelten idioteces del tipo «es que no va a madurar nunca», porque lo ha hecho. Y si me las sueltan, no me discuto. ¡Bye, bye! ¡Las redes son muy grandes! ¡Y mis oídos se vuelven sordos!

Cosas del tipo «no habla porque le estáis volviendo loco», estaban totalmente carentes de sentido, porque habla y si no lo hace bien del todo, no es por lo que hayamos hecho o dejado de hacer, es porque tiene autismo y un TEL.

Y lo que es peor, tal vez, si lo hubieran detectado antes, tal vez con la atención temprana que mi hijo nunca recibió, tal vez ahora hablaría mejor de lo que lo hace.

La lactancia materna fue contención, calma y refugio.

Al empezar p5 en un colegio nuevo, ir a logopedia y empezar a tener algo de lenguaje, él solo dejó la teta. Ya no la necesitaba. Había crecido y adquirido nuevas herramientas. Tenia cinco años y medio cuando la dejó. Habrá quién piense que es mucho, pero yo pienso que no fue ni mucho ni poco, fue el tiempo exacto que necesitó para sentirse mejor y madurar, para no necesitar esa contención emocional primaria que es la lactancia materna. Un par de años más tarde, la sombra de la ansiedad nos cubrió de nuevo. La diferencia es que entonces pudo expresar con palabras como se sentía: «I hate my life! I want to die! y un par de meses más tarde, las actuales terapeutas de #PequeñoThor nos daban el diagnóstico.

Tengan autismo o no, los niños necesitan herramientas para aprender a contener sus emociones, para conocerlas y aceptaras e integrarlas.

La lactancia materna es una herramienta para la contención emocional y la gestión de las rabietas. Y si no quieres seguir ofreciendo lactancia materna, encontrarás otras herramientas para que las gestione. Si no le das lactancia materna, estoy segura de que habrás utilizado otras herramientas.

Haz lo que necesites, lo que te diga tu corazón, pero no te creas a los que te dicen que la lactancia materna causa dependencia, esta idea es una idea recurrente que todavía pesa en muchas mentes anticuadas. No tiene ninguna base científica, si te interesa el tema puedes buscar a John Bolwby y sus teorías sobre el apego y el vínculo.

La etapa de la lactancia (artificial o materna) es una etapa clave en el desarrollo, no en vano la atención temprana se da desde los 0 a los seis años.

Es imprescindible que las familias reciban información veraz y que no se las juzgue por su forma de criar.

Acompañamiento emocional y escucha activa, tribu y apoyo.

Aquí acaba mi relato sobre lactancia, autismo y rabietas.

Un abrazo a todas las familias luchadoras que siguen este blog y feliz lactancia.

28 respuestas a «Autismo, lactancia y rabietas»

  1. Avatar de F e r m i n Romero de Torres

    La verdad, no sé porqué tengo vicio con este blog. Leo el título y digo: «Hoy si que no tengo nada que opinar. No sé nada de dar la teta, ni sé lo que significa, ni tuve rabietas. Que opinen otros.»
    Pero leo y leo y aparte de entretenido… me ha entrado sofoco. (¿Será la pitopausia?)
    Es que leo lo de :»Cruel y real, le obligaba, lo cogía, lo apretaba contra mí, lo calmaba…»
    y lo de » … donde mejor está, es en un portabebé con su madre o con su padre bien apretadito y contenido.»
    y ya empiezo a ponerme bobo. Me viene el recuerdo de mi madre cogiéndome y apretándome y luego mostraba a la familia divertida lo curiosamente quieto que me quedaba cuando lo hacía.
    No sé el motivo. Viendo «Temple Grandin» y su máquina de apretar, me emocioné porque en invierno, envuelvo el cuerpo bajo los hombros hasta las piernas con una manta ajustada y luego me siento en el sofá y meto los brazos (eso aumenta mucho la presión) y quedo como un gusano de seda. Mi hija hizo una foto. Siempre hay alguien dispuesto a enfotarte. Y yo me siento a las mil maravillas. «Bien apretadito.» Así que el porteo debe ser maravilloso para los niños.
    Nuestra hija durmió en la cama hasta los 8 años, edad en que dejó de llorar menos de una vez al día. «¡¡¡NO VAIS A PODER SACARLA DE LA CAMA!!!» Pues no.
    La cogíamos en brazos una y otra vez. «¡¡¡ESA NIÑA BAJALA AL SUELOOO!!!» Pues no.

    Y hoy es una mujer absolutamente genial e independiente, comprensiva, amable y con carácter. Y es la única hija que tenemos.
    Así pues …

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Pues no se bien porqué, es algo sensorial, propioceptivo tal vez? Creo que si. Nuestro peque necesita para calmarse el abrazo, la presion. Tenemos incluso una manta de peso para las noches de ansiedad y miedo. Se calma. Ahora ya no le sirven mis abrazos, no queda mucho para que sea igual de alto que yo. Ahora mismo ya compartimos calcetines, el tiene 10 y yo 42, imaginate, je, je. Asi que aunque los abrazos de mama siempre son bienvenidos, ya no contienen como antes. La manta de peso, los cojines y las sabanas son su manera de sentir presión.
      Ole por vosotros por esperar pacientemente a que vuestra hija madurara, se desarrollara y creciera. Ningun niño se queda en la cama de sus padres. Un abrazo! 😊

  2. Avatar de Maria
    Maria

    Hola!! Una vez más me encanta leerte. Con el tema teta lo he pasado bastante mal pero por lo que he percibido de los demás… tengo ahora mismo amor odio aunque al dejarla sentí liberación … mi hija tomó pecho hasta los Dos años. Desde que nació y a los 15 días no aceptaba la tetina del bibe ni con mi leche ni con ninguna otra , solo la tetita de mamá. Por supuesto que chupete tampoco y eso que la insistí. Nunca me llamó dar el pecho pero ella fue quien eligió y los primeros meses era su calma , su comida y su todo… dormía siestas de 5 horas enganchada al pecho y alternándose de pecho, yo tenía en mi cabeza eso de dejarla dormir en el carro , nada de encima mío! Y la primera vez que durmió encima mío con mes y medio creía que dormía incómoda porque se despertaba enseguida y no! Lo que hacía era reptar hasta minpecho pero no la dejaba engancharse hasta que un día entendí lo que pasaba y a partir de ahí era una gozada pues ella dormía más y estaba más tranquila … hasta el año más o menos lo diafruté pero a partir del año las críticas,la presión del entorno y quien no es entorno me podía…” la niña está enmadrada” “ no le des tanto el pecho que ya es mayor”. Con año y medio recuerdo la fiesta de cumple de su prima y mi suegro ridiculizándome porque mi hija con TEA sin diagnosticar le agobiaban mucho las multitudes y los niños pues claro, solo quería estar enganchada a la teta cada poco y eso molestaba y era motivo de burla…yo me iba a casa agobiada, triste y haciéndome sentir culpable que la niña no e más social por la teta…se dormía con el pecho, se tranquilizaba… y los psicólogos cuando iba porque la niña no sociabilizabs me decían que era porque tenía un apego excesivo y no fue uno ni dos si no tres psicólogos diferentes… cada vez me sentía más culpable por dar el pecho… con el pecho no le dejaba buscar o crear otras herramientas para calmarse…así que a los Dos años como no comía, pues a los 18 meses empezó a ser selectiva para acabar solo comiendo teta ( no llegaba a los 9 kilos y tenía Dos años no estaba ni en la tabla de percentiles) y todo era una vez por culpa del pecho. También dormía muy mal con muchos despertares y cada vez me pedía pecho …así que ya sentía agitación…al final la obligué a destetar porque ella hubiera seguido. Sentí liberación social, liberación porque la veía más independiente pero también las rabietas fueron más intensas, el dormirla ya no era coser y cantar o viajar en avión y tren, ponerla al pecho y quedarse dormidita … el momento de dar el pecho si lo echo de menos pero al final mamaba mucho, cada hora o menos así que estaba un poco cansada.

    Está bien leerte y ver qué no era tan malo como lo pintaban…

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Tu historia me recuerda mucho a la mia, y mucho me temo que a la de muchas. Nosotras no causamos un apego excesivo, hacemos lo que podemos. Amar a nuestros hijos, abrazarlos y contenerlos nunca puede ser algo negativo. Un abrazo!

      1. Avatar de Maria
        Maria

        Si, lo del apego excesivo no lo entiendo. Si mi hija necesitaba estar pegada a mí yo solo se lo daba, no era sobreprotección …solo le daba lo que necesitaba… seguridad

  3. Avatar de Maria Alban
    Maria Alban

    Me encanto su blog, sobre todo porque yo he notado muchos de esos cambios en mi bebe y recien tiene 1 año y 3 meses y quiero empaparme lo que mas pueda del tema; muchas gracias por hacerme entender que ellos son los que están en mundo que no los entiende y que no les tiene paciencia 🙂

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Gracias a ti por tus palabras. Un abrazo.😊

  4. Avatar de Melissa Freyre
    Melissa Freyre

    No sabes cuán identificada me he sentido contigo y tu peque, tantas cosas y situaciones me son tan familiares! Mi peque va a cumplir 3 años y se presume que tiene TEA, ya que comparte características con niños de esa condición, pero me dicen que aún es pequeño para ser diagnosticado. Por el momento está yendo a terapia ocupacional y al kinder, me encantaría también llevarlo a terapia de comunicación, pero andamos algo estancados económicamente. En fin, ya tratando de resolver eso para que en unos meses inicie! Mucha suerte y gracias por compartir tu experiencia y tus consejos!

    Un beso desde Lima, Peru,

    Melissa.

  5. Avatar de Vanessa
    Vanessa

    Te estoy leyendo y se me viene tantas mamás que pasaron por mi consultorio (Soy terapeuta de Lenguaje) , la falta de empatía para con las mamás con niños con o sin condición es un tema que para mí, como un problema de salud pública. Soy también consejera de LM y me encanta lo que señalas del desteté: ni mucho ni poco, solo lo que tu hijo necesitaba en su desarrollo. TE FELICITO por todo lo que hiciste por tu hijo! Eres una grande!

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Gracias Vanesa! Necesitamos mas profesionales como tu, concienciados de lo que es realmente la la lactancia materna y respetuosos con los niños y las madres. Un abrazo

    2. Avatar de Eyleen arias hinojosa
      Eyleen arias hinojosa

      Hola mi hijito tiene 1 año y 11 meses falta poco para los dos años, justo hoy hablaba de como haría el destete, pues en la terapia ocupacional a la que asiste y en el jardín me indicaron que debo quitarle el pecho, que sus rabietas, berrinches y problema conductual es por el apego y porque cedemos a su llanto, hace un mes me ha llamado la atención la terapista, la verdad estoy muy preocupada porque quieren q lo haga de cualquier modo pero que lo haga, pero sabiendo que tiene un diagnóstico de sospecha de TEA y que para dormir el solo lo consigue con sus teta, que cuando está asustado o triste solo le pasa con su teta, como puedo hacerle eso, porque por más que pienso y pienso no encuentro otra herramienta que le brinde ese soporte emocional que para el es la Teta, es doloroso y emocionalmente difícil escuchar los comentarios que relatas en tu historia, porque los eh escuchado y seguramente los seguiré escuchando, es muy difícil criar a un niño con TEA afrontar sus rabietas y encima tener el peso de las críticas… Por suerte la teta no ha influido en su peso, ya que hacemos maravillas para balancear su comida, porque como también relatan se ha vuelto selectivo y peor aún no come sólidos sino solo papillas por su problema sensorial para deglutir, ya se imaginarán el estrés, entre la comida, las terapias, el jardín y el propio trabajo.
      Me gustó mucho leer tu blog porque sentí que no estoy sola en esto, muchas gracias.

      1. Avatar de lactandoendiverso

        Hola Elyeen, como cuesta que vean que la lactancia no es la causante ni de comportamientos disruptivos, ni de falta de atención, ni nada de nada. La lactancia es la forma natural de alimentar a los bebés y es vuestro derecho hacerlo. Te leo y solo veo a una madre que se ocupa de su bebé, que lo consuela cuando llora, que lo cuida y lo acompaña. Que digan lo que quieran, que lo estás haciendo bien. Un abrazo.

  6. Avatar de Lincs Cadenas
    Lincs Cadenas

    Hola
    Tengo un bebé de 21 meses, lactante, y que duerme con nosotros. A quien porteo cuando salimos a paseos de largas caminatas. Esta en terapia de intervención temprana por retraso del habla, y ya han comenzado a realizarle una serie de pruebas y aún no hay diagnóstico, pero se sospecha que sea autista en un nivel leve, lo cual ha retrasado su diagnóstico supongo. El caso es que aún no quiero destetarlo, ni sacarlo de cama, ni obligarlo a dejar el pañal, y no se si estoy haciendo bien en no presionar a un niño que posiblemente sea diferente, o si estoy siendo muy blanda con uno que puede dar más.

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Hola, el destete es cosa tuya, no hay nada que perjudique a tu hijo por darle teta. O la dejará él, o tu le pondrás freno cuando realmente lo quieras. Respecto al colecho lo mismo, el sueño es un proceso evolutivo, acabará durmiendo solo, o no. Si tiene autismo es posible que tenga muchas papeletas para tener un trastorno del sueño. Si es así, el colecho y la lactancia pueden ser herramientas válidas como cualquier otra. Si estáis bien, si descansáis, no hay mas que hablar. Y respecto al pañal lo mismo. Es madurativo. El pañal se deja, no se quita. Si tiene autismo, pues es posible que necesite un acompañamiento más intenso, con anticipaciones visuales, pero es lo mismo. No consigues nada obligando, si está preparado lo dejará. Si no lo está, esperar y ver si entiende lo que se le pide, etc. Todo esto son recomendaciones generales que no sustituyen la terapia, ni las recomendaciones de un sanitario que conozca vuestro caso concreto. Lo que si te puedo asegurar es que la lactancia y el colecho (realizado con seguridad, claro) no son perjudiciales per se. Es vuestra decisión y vuestro derecho escoger la opción de crianza que más se ajuste a vuestras necesidades. Un abrazo.

  7. […] imaginar, la situación era insufrible. Saber que lo que le pasa a tu hijo nada tiene que ver con la forma de crianza a y ver impotente como a nadie le […]

  8. Avatar de Ale
    Ale

    Muchas gracias por tu experiencia. Somos Maxi y Ale, papá y mamá de Juan Pedro. El tiene dos años y cuatro meses y desafíos sensoriales, estoy agotada de dar la teta pero leer está info hace que no me sienta sola, que quiera seguir y acompañar a mi niño. Es muy difícil no entender, no saber qué hacer ni a quien pedir ayuda. Gracias desde Buenos Aires!

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Hola Maxi y Ale, mucho ánimo a los dos, en especial a ti, Ale, que estás en un momento difícil de la crianza, todo pasa amiga. Me alegro que os ayude leer mi experiencia, no estás sola, somos muchas mamás que hemos pasado por lo mismo. Un abrazo grande a todos.

  9. Avatar de Astrid
    Astrid

    Hola, tengo un hijo de dos años 10 meses diagnosticado hace un tiempo con tea, se encuentra desde hace un mes con terapeuta ocupacional y fonoaudióloga, mi hijo me tiende a morder bastante cuando mama, toma lactancia materna a libre demanda, la verdad es que la lactancia me tiene bastante agotada por sus mordeduras, pero a pesar de ello, no tengo deseos de destetarlo aún, las veces que intento negarle el pecho es rabieta segura, y no quiero hacerlo pasar por ese estrés, pero a pesar de ello, las dos profesionales que lo están atendiendo me han sugerido destacar, culpando a la lactancia materna de esa conducta de morder a las personas. Me siento muy desorientada con esto, no se que hacer, si me pudieran dar consejos lo agradecería mucho

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Hola Astrid, nunca entenderé porqué le achacan a la lactancia la culpa de todo. Tu hijo seguramente muerde a otras personas, bien porque para él es un mecanismo de defensa que utiliza para defenderse del entorno agresivo que seguramente no entiende. O bien porque sensorialmente de alguna manera le debe resultar también una manera de regular sus sensaciones. Por un lado, se trata de revisar las situaciones en las que muerde, avanzarse a ellas y tratar de evitar el factor que desencadena el mordisco. Utilizar soportes visuales para explicar al niño que esa conducta no es la adecuada ofreciendole alternativas a esa conducta. No sé si conoces el blog «el sonido de la hierba al crecer». Tiene un apartado para gestión emocional. Podrías buscar a ver si encuentras alguna idea que aplicar en casa. Por otro lado, lo ideal es un psicólogo/a que oriente sobre las conductas, que nos ayude a entenderlas y que nos de herramientas concretas para el día a día. Y el aspecto sensorial, en fin, se supone que un terapeuta ocupacional es el profesional adecuado para tratar estos temas, pero si te dice que cree que tienes que dejar la lactancia para que la conducta desaparezca, pues no sé si en concreto tu terapeuta ocuapcional es el más adecuado. Tal vez podrías pedir una segunda opinión con otro terapeuta ocupacional? La lactancia no es la causante de las «conductas extrañas» de tu hijo, el autismo no va a desaparecer porque dejes de darle la teta. Es más, la lactancia materna contribuye a su neurodesarrollo, a su desarrollo orofacial y mil cosas más. No tiene sentido que te recomienden destetar. En la sección referencias de mi blog puedes encontrar estudios y publicaciones en revistas científicas que respaldan todo lo que te comento. Además de que es tu derecho hacer con tu cuerpo lo que te de la gana. Son tus tetas, es tu hijo y es tu decisión dar lactancia materna o no darla. Se llama derecho a la integridad física que entre otras cosas supone el derecho a decidir sobre tu propio cuerpo. Aunque a mucha gente todavía le cueste aceptarlo: TÚ DECIDES. Un abrazo y mucha fuerza en tu camino.

  10. Avatar de Rita
    Rita

    Hola, totalmente identificada, hoy con pocas horas de sueño, entrè a internet a ver qué pasa, mí hija tiene 4 años, el año pasado la vio neurólogo, psicóloga, psicopedagoga, este año terapista hasta la que se cortó todo con la pandemia, sospechan de Tel, pero todos culparon a la teta, yo le estoy cortando pero a la noche es terrible, se duerme en los brazos del papá de tanto llorar, el tema es que hace unos meses no me dolía pero ahora succiona con tanta fuerza que es doloroso, nosé que hacer, por suerte mí esposo me apoya, gracias por leerme.

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Hola Rita, tal vez podrías buscar ayuda en algún grupo de lactancia de tu localidad. La teta no tiene la culpa de nada, eso creo que ya lo sabes. Es tu decisión seguir o no seguir con ella. Habria que ver porqué succiona fuerte y tratar de calmar esa necesidad de succión sin que te haga daño. Busca una asesora que te pueda ver, que la tengas cerca. Espero que encuentres solución. Un abrazo.

      1. Avatar de Martha
        Martha

        Hola, gracias por escribir. Me siento identificada contigo. Estoy pasando también por ese proceso de destete porque mi hijo ya tiene 4 años y aún no logro quitarle la teta por las noches, me es casi imposible y buscaba por internet alguna forma de quitársela. Pero leyéndote mi reconforta tanto que todo llega a su debido momento y no debo preocuparme y solo debo esperar ese momento.

        Gracias mil.

        1. Avatar de Silvia Ramirez Ronda

          Hola Martha, la teta por la noche es lo más difícil realmente. Es un momento de mucho miedo para los peques y nosotras somos un puerto seguro. Me alegro que te hayas quitado ese peso de encima. Ya tenemos encima suficientes cargas y problemas como para encima nos añadamos un destete impuesto. Aunque parezca mentira, ¡si! todos se destetan. Un abrazo

  11. Avatar de Moliva

    Me encantó tu artículo, sabes que es muy fácil opinar sobre algo que nunca has vivido, lo digo , aveces me ha pasado, yo lo he hecho, y luego a meditar y ponerse en lugar, pero de verdad, ponerse en el lugar de la persona, a nadie se le enseña a ser mamá o papá, no es que uno vaya a al universidad y estudie la carrera de ser buenos padres…gracias por compartir tus experiencias con los lectores, serán muy útiles.. 🙂

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Toda la razón. Por mucho que leas, estudies y te prepares, cuando tienes un hijo te das cuenta de que no sabes nada de nada. Gracias a ti por leerme.

  12. Avatar de Mayori
    Mayori

    Buenos días, mi hijo tiene 3 años y 6 meses, aún esta con un diagnóstico de TEA leve por confirmar, por el tema de la pandemia no se le pudieron hacer los exámenes respectivos. Hemos conseguido que deje la teta durante el día, pero en la noche mientras duerme no lo consigo, es muy demandante, no deja la teta durante toda la noche, en realidad estoy cansada, no puedo descandar bien, hemos intentado un par de noches quitársela, pero llora y grita y no se rinde hasta que le dé teta. Me ha servido mucho leerla, después d escuchar tantas críticas por no destetarlo totalmente, me doy cuenta que no soy la única en esta situación y que la tranquilidad y seguridad d mi pequeño valen mil malas noches más. Muchas gracias.

    1. Avatar de lactandoendiverso

      Me alegro que te sirva leerme, somos muchas en realidad, las que vivimos con culpa la lactancia sin motivo médico ni sanitario real. Un abrazo y mucho ánimo en estos tiempos que tenemos que vivir con la pandemia.

  13. […] siguen de cerca “Libros y cuentos sobre el destete”, “Autismo, lactancia y rabietas” y “Aspectos emocionales del destete”. Mi lectura de estas estadísticas es que son el reflejo […]

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