Estoy bastante desbordada por los exámenes y aunque hay varios temas sobre los que me encantaría escribir, (acoso escolar y maltrato en las escuelas por ejemplo) la realidad es que no puedo con todo.
Así que hoy voy a hacer una pequeña entrada en la que compartir nuestra experiencia personal con el juego compartido en casa, entre una niña neurotípica y un niño con autismo.
El objetivo de este blog es compartir, debatir y sensibilizar sobre los tres temas que más me interesan: autismo, lactancia y crianza. ¡Y aprender! Eso siempre.
Pues bien, respecto al juego compartido, difícilmente lo podemos dejar sin supervisión.
Hablo de nuestro caso concreto, si le sirve de ayuda a alguien, me alegraré mucho, ese es el objetivo. El autismo es tan variado y diferente como tonos de piel existen en el mundo, no hay un único autismo y las tonalidades de nuestra piel son infinitas.
#PequeñoThor es muy bueno con el ordenador y hace autenticas maravillas con algunos juegos. No es algo que debamos eliminar porque es, muy probablemente, la baza que le pueda ayudar a tener trabajo en un futuro. Si conseguimos romper las barreras de cristal que le rodean.
No eliminamos el ordenador, pero si controlamos.
Se pasaría horas y horas olvidándose de todo, comer, beber, dormir…forma parte del TEA: INTERESES CENTRALES, OBSESIONES.
Así que pactamos ratos para cada cosa.
En casa todo está estructurado, paso por paso: primero, un rato de ordenador, después paramos y hacemos los deberes, después otro rato de ordenador, después paramos y jugamos con #PrincessLeia.
También forma parte del TEA: ANTICIPACIONES.
Para el juego compartido tenemos que estar o #SuperPapi o yo, por lo menos al principio para establecer las normas y el tiempo que vamos a dedicar a la actividad. No podemos dejar que #PequeñoThor escoja él solo la actividad porque sencillamente nunca quiere jugar. Juega porque toca en el calendario. Después se divierte y se lo pasa bien, como no, pero tenemos que «obligarle» a reservar ratos para jugar.
Es nuestra realidad y aunque pueda parecer triste tener que obligar a tu hijo a jugar, hemos avanzado mucho. Hace tan solo dos o tres años que los dos hermanos comparten momentos de juego.
Resultaba tan doloroso ver que no era capaz de jugar a nada más que al ordenador. Por más que lo intentábamos, no sabía jugar a nada. Y tal y como expliqué en otra entrada, #PrincessLeia pasó sus primeros años de vida siendo prácticamente hija única.
Al saber el diagnóstico y empezar todos a entender como funcionaba su mente y qué necesitaba, pudimos empezar a trabajar ese aspecto en casa. Fue una liberación y una losa recibir el diagnóstico, todo a la vez. Primero no sabes que hacer con eso que te acaban de decir, eso que dicen que «tiene» tu hijo. Poco a poco ves que diagnóstico no es predicción de futuro, no es esa idea estereotipada que tenías en la cabeza. Y lo mejor es que junto con el diagnóstico llegan las herramientas. Y con esas herramientas empiezas a construir. Entonces te liberas porque ves que tu hijo empieza a mejorar y que aunque vaya a necesitar apoyos toda la vida, ves que aunque necesite esa estructura y esa anticipación, disfruta de jugar con su hermana.
Al contrario de lo que pueda parecer las personas con autismo no son seres aislados que buscan la soledad, lo que les pasa es que no saben como hacerlo. Es como si hablaran otro idioma y hasta que tú no lo aprendes no puedes comunicarte con ellos, o lo haces de una forma muy deficiente. Ha sido un aprendizaje mutuo.
Con el tema del ordenador y el juego pasamos por etapas muy duras. Llegamos incluso a tener que eliminar el ordenador absolutamente porque la obsesión era tan grande que no avanzábamos.
Acabamos encontrando ese equilibrio que necesitábamos en casa para que todos pudiéramos estar a gusto, que de eso se trata.
Hoy hemos jugado al Hop, hop, hop, un juego de mesa cooperativo en el que o ganamos todos o perdemos todos. Y al escondite por casa, que con lo que lleva cayendo todo el dia como para salir al parque con las bicis.
Y ahora está montando vehiculos con TerraTech, (@TerraTechGame ) esperando a que venga una visita a casa, para dejarlo, saludar y jugar con los amigos.
Que acabéis de pasar un buen domingo, a ver si deja de llover.
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