En Diario de una pandemia no podía faltar la despedida del curso escolar. En especial, la de #PequeñoThor.
Sexto curso: ni fiesta, ni viaje, ni despedida, ni cierre de etapa, ni nada de nada. No hay despedida del curso escolar posible en estas circunstancias.
Teletrebajo y escuela on line, una pésima combinación.
Teletrabajar no es teletrabajar si tienes a tus hijos desatendidos por tener que cumplir con tus obligaciones laborales.
Hemos tenido a nuestros hijos desatendidos. Es así. Y ponerle florituras es ocultar la verdad.
El trabajo ocupa toda tu atención. Y tus hijos, inevitablemente, pasan a segundo plano. Lo primero es trabajar, cumplir con tus obligaciones laborales, ganarte el sueldo que paga la hipoteca, la comida y las facturas.
Después tus hijos, su bienestar. Y por último, seamos sinceros, la escuela on line.
Las consecuencias del confinamiento
Hiperactividad, rabietas incontroladas, llantos, enfados por cualquier cosa y gritos, muchos gritos. #PrincessLeia creo que puedo afirmar que ha sido la que lo ha pasado peor. Poco a poco ha ido adaptándose y encontrando su espacio en casa. Durante el confinamiento le hice un pequeño espacio propio en la galería, su propio rincón de la calma. Primero lo hicimos en el comedor y después lo trasladamos a la galería. Entre su rincón propio y el poder salir a la calle, ha conseguido volver a ser ella misma.
Mutismo, indiferencia, aislamiento y falta de comunicación. De #PequeñoThor no me atrevo a decir nada. Estamos entrando en otra fase del desarrollo, físico y mental. Primero, la pubertad. Los cambios físicos se han hecho más que evidentes: el cambio de voz, los cambios en la estructura ósea, está iniciando el camino hacia la edad adulta. Estos cambios físicos empezaron hace meses. Ahora añadimos a la pubertad, la adolescencia. Los cambios de humor, el rechazo a todo lo que pueda dar a entender que es un niño, el mutismo, la indiferencia (aparente). La necesidad de crecer y ser adulto sin saber muy bien cómo todavía.
Todo eso ha transcurrido entre las cuatro paredes de casa, con dos adultos pegados a una pantalla y sin poder salir de casa.
El fin de la escuela
Recuerdo especialmente estos días el festival de navidad de #PequeñoThor. Me veo a mí misma disfrutando cada nota, cada imagen, cada frase…pensando que era el último festival de primaria de mi hijo.
No podía saber que sería lo más cercano a una despedida.
La semana pasado tuvimos reunión on line con la directora de la escuela. No va a haber despedida. Tan solo acudiran a la escuela en dos grupos diferentes una hora y media cada uno a recoger sus cosas y poca cosa más.
No pueden usar folios ni ningún tipo de material de la escuela, no pueden usar el material informático de la escuela, no pueden moverse de la silla, no pueden acercarse a sus compañeros ni a su tutora, no pueden, no pueden, no pueden…
Ni viaje de fin de curso, ni fiesta. Ni siquiera una mini celebración en el patio. Las familias no podemos ni siquiera pisar la escuela.
Nos han robado algo más que la despedida del curso escolar.
Siento que nos han robado la escuela.
Esta es la tercera escuela de Primaria de #PequeñoThor. En Carta abierta a la escuela puedes ver el recorrido.
Nos han robado nuestra escuela, una escuela ordinaria inclusiva que ha sabido muy bien entender a mi hijo.
No es fácil encontrar una escuela así. Nos ha costado mucho sufrimiento. Mucha pelea con el sistema educativo. Encontronazos con varios personajes impostores de la inclusión.
Y nos la han robado.
El curso escolar que viene
El curso escolar que viene no se presenta mucho mejor que el final de éste. La perspectiva de las mascarillas, la distancia de seguridad, la higiene extrema, la imposibilidad de compartir nada, está claro que no va a cambiar.
Para acabar esta entrada para mí tan triste, quisiera pedir un deseo al futuro, al universo, o a quién creas conveniente.
Deseo, una vez más, una escuela pública, inclusiva, de calidad y con recursos.
Deseo inversión en educación, rebaja de ratios permanente y mejora de las condiciones laborales de los docentes. Con formación y reciclaje permanentes de calidad.
Quiero una escuela a la que pueda ir toda la infancia. Sin brechas digitales, ni brechas económicas, ni de ningún tipo.
Una escuela en la que cada niño y cada niña sea protagonista. Una escuela para todos.
Sin miedo. No quiero que mis hijos vayan a la escuela con miedo. Sea al Covid o sea a la incomprensión de los compañeros de clase. Miedo a que se burlen, a que se mofen, ni miedo a profesores poco comprensivos con las capacidades de mis hijos. No quiero miedo a la escuela. No más.
Ya he tenido bastante con el acoso escolar, la exclusión, la discriminación y encima el coronavirus.
Permitidme que sueñe un poco.
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