Hacer una reseña de «Minorías», de Desirée Bela-Lobedde, es una tarea titánica. ¿Cómo describir con palabras el impacto que genera leer a Desirée y a los testimonios que recoge en su libro? Para mí este libro ha supuesto dos cosas muy importantes.
Por un lado, reconocer un poco más en mí actitudes racistas incrustadas en mi mente. Ser consciente del privilegio que tengo por el mero hecho de haber nacido blanca. Y admitir la dificultad que supone librarme de todo ese bagaje cultural aprendido, justamente por eso, porque estoy en posición de privilegio y bajar del pedestal es un ejercicio activo de reconstrucción imponente.
Por otro, reconocerme como sujeto de una minoría discriminada: la de la discapacidad. No por mí directamente, sino como madre de un hijo con discapacidad. Desirée consigue capítulo tras capítulo que vayas pensando: siento lo mismo, percibo lo mismo,…
Salvando las distancias, existen puntos en común, como ella misma va recogiendo a través de todo el libro, entre las discriminaciones que interactúan y se manifiestan en cada persona. «Minorías», de Desirée Bela-Lobedde es un libro que refleja la teoría de la interseccionalidad. Como en cada individuo, las diferentes discriminaciones atraviesan a la persona y confluyen dando patrones únicos, configurando diferentes escenarios que sólo las personas que viven esa situación concreta pueden experimentar.
Ser un grupo minoritario
Dice Desirée que las minorías son “los colectivos a los que tenemos muy demonizados o estereotipados porque no los conocemos, y a los que con frecuencia condenamos porque hemos decidido no dar el paso de acercarnos a conocerlos”.
Lo mejor del caso es que “recae en ellos la obligación de hacerse visible, de darse a conocer”. (Bela-Lobedde, 2021, p.14)
Cuanta razón tiene. Reconozco en mí misma esa necesidad de “educar”, tal y como ella lo denomina. Las redes sociales, el blog, todo es la culminación de un proceso de discriminación brutal que vivimos en casa. Mi hijo el primero.
Cuando no te ven, cuando te rechazan y excluyen, nadie se toma el interés por conocer si lo que está sucediendo tiene algún significado diferente al socialmente establecido. Una conducta de rabieta, de pataleo, se asocia ineludiblemente a un niño maleducado que necesita ser castigado. Y eres tú, la madre que está conteniendo como puede a ese niño, la que tiene que explicar qué es el autismo y porqué se producen estas situaciones.
En otro orden de cosas, acabas abriendo un blog y unas redes sociales, asociándote a asociaciones de familiares y de repente un día te despiertas y dices, joder (con perdón) soy activista. A pequeña escala, en el supermercado de mi barrio, a gran escala en un congreso, en una jornada, escribiendo un blog…
Durante todo el libro vas conociendo diferentes personas con diferentes situaciones que configuran discriminaciones únicas para cada individuo.
Con mucha delicadeza y cariño, Desirée presenta cada persona en su contexto y a través de la entrevista va desgranando su vida. Busca puntos en común con ella misma, como mujer negra en España. Y va recogiendo las similitudes y las diferencias, transmitiendo un sentimiento de sororidad en cada palabra, que traspasa los límites del papel.
Abrir la mirada a otras formas de discriminación
Desirée muestra una cara de la discriminación desconocida para mí. Sinceramente, lo he de admitir. Era una realidad invisible a mi mirada.
Cuando naces en situación de privilegio el sistema se cuida muy mucho de que crezcas con una venda en los ojos. Para que no veas nada. Es la manera que tiene de perpetuarse. Esa venda se te va cayendo más o menos en función de tus circunstancias de vida y de tu voluntad.
Cuando recibimos el diagnóstico de autismo de mi hijo a mí, no es que se me cayera la venda, no. Es que me la arrancaron de la cara para ponernos a todos en el camino paralelo de la exclusión. De repente, en aquel momento, los vi.
Hasta ese momento no había visto a las personas con discapacidad. Te ves a ti misma sin voz, porque te la quitan: eres una madre histérica. A tu hijo excluido, apartado, solo, sin recursos. Vives en tu piel la violencia institucional. Las agresiones diarias, quizá parafraseando a Desirée, deberíamos hablar de capacitismo cotidiano.
Los “¿pero ya puede ir a la clase normal?”. “Este niño retrasa el nivel de la clase.” “Quítale la teta y verás como aprende a controlar la frustración.” “Lo que te pasa es que no aceptas el diagnóstico de tu hijo.” “A esta madre no le hagáis mucho caso, que pobrecita aún no se ha enterado de lo que le pasa a su hijo.”
Son formas de capacitismo cotidiano que he recibido y recibiré por ser mujer y madre de un hijo con discapacidad. Es mi realidad.
Así como siento que no se me escucha, que se invisibiliza, que no se me tiene en cuenta en demasiados contextos por ser “madre de”, me retiro yo misma la venda que tengo como mujer blanca en posición de privilegio. (No es la primera vez, ni será la última que me quite una venda).
Deconstrucción urgente
He de deciros que sigo a Desirée desde hace tiempo y admitir que me ha enseñado mucho. Me ha mostrado perspectivas que desconocía completamente. Participé en un reto gratuito en telegram el año pasado. Ése fue el primer contacto que tuve con ella. Mi amiga Laia de @cosetesdenores me dijo: “Tía, has de fer aquest repte” y allá que me fui.
Porque “mola” no ser racista» y te unes. Porque sufres discriminación por otros aspectos (ser madre de un hijo con discapacidad) y piensas: «eso no va conmigo, no soy racista», pero llamaba “chino” al bazar de la esquina. No soy racista, pero durante mucho tiempo he pensado que deberían estar prohibidos los hijab en las escuelas. Y así un largo etcétera.
Leer «Minorías» de Desirée Bela-Lobedde te remueve todo. Los cimientos de tus ideas se ven sacudidos por la sencillez y claridad de sus palabras. Puede que, al leerla, pienses que no estás de acuerdo. Puede que alguna de las afirmaciones que hacen los nueve testimonios que recoge, te incomode. Incluso puede que no estés de acuerdo con lo que afirma la propia Desirée, pero es innegable que consigue su objetivo: ser motor de aprendizaje y cambio.
Sororidad
Para acabar esta reseña, decirte que SORORIDAD es la palabra que para mí define el sentimiento que me deja acabar de leer «Minorías».
Estés o no estés de acuerdo con algunas de las ideas que traspira el libro, una cosa está clara. Nadie puede hablar por boca de otra persona. Nos gusten o no esas ideas, las realidades alternativas a la nuestra existen y las personas que las viven son quienes tienen que hacer su propio relato.
De lo contrario, estaríamos negando la autonomía de las personas, sus derechos más básicos. Es su vida, es su relato, y son, tal y como refleja el subtítulo del libro “historias de desigualdad y valentía”.
Toca cerrar la boca, ésa que habla desde nuestro privilegio blanco, escuchar, y reconocer que no lo sabemos todo.
REFERENCIAS
- Carbado, D., Crenshaw, K., Mays, V., & Tomlinson, B. (2013). INTERSECTIONALITY: Mapping the Movements of a Theory. Du Bois Review: Social Science Research on Race, 10(2), 303-312. doi:10.1017/S1742058X13000349
- Bela-Lobedde, Desirée (2021) Minorías. Penguin Random House Grupo Editorial.
Para citar esta entrada
- Ramírez, Silvia (2021) Reseña de Minorías, de Desirée Bela-Lobedde. Lactando en Diverso.
Deja una respuesta