Llevamos más de una semana confinados en casa. Solo sale a la calle mi marido para comprar y nada más.
Doy gracias todos los días de que, por lo menos, nos ha pillado en un momento bueno. #PequeñoThor es de los que no necesita salir a la calle. Si fuera por él no lo haría nunca. Es feliz en su casa, es su refugio seguro.
Pero no siempre ha sido así. Ha habido momentos en su vida en los que estar encerrado en casa las 24 horas del día hubiera sido insufrible. Para él, principalmente, y para nosotros.
Hubo un tiempo en el que no distinguía las fases del día. Un tiempo en el que era incapaz de estar sentado cinco minutos. No entendía órdenes sencillas. No sabíamos comunicarnos con él.
Nosotros no salimos a la calle. El problema, no nos engañemos, lo tendremos cuando llegue el día en que tengamos que volver a salir.
Nuestra família es así. Pero hay otras en las que el encierro puede ser imposible de mantener. Hay familias en las que uno de sus miembros tiene dificultades graves que le imposibilitan entender y soportar un encierro tan largo.
Por eso se ha habilitado la posibilidad de salir de forma controlada para aquellas personas con discapacidad (menores acompañados y adultos acompañados solos) que lo necesiten.
Podéis salir llevando el certificado de discapacidad o un informe de vuestro terapeuta.
Esto no es ningún privilegio, como no lo es tampoco tener una pulsera que nos permite entrar en un parque de atracciones sin hacer cola. Esto es una necesidad y un derecho.
Nos estamos volviendo locos insultando a la gente que sale a la calle. Solo porque nos parece, desde nuestro punto de vista, que están haciendo algo incorrecto.
No insultes, no grites, no humilles desde el balcón o la ventana de tu casa. Si crees que alguien está cometiendo una infracción, llama a la autoridad competente que exista en tu zona de residencia. O pregunta, infórmate primero. Puede ser que realmente sea alguien que está ignorando totalmente las medidas de seguridad e higiene. Antes de sacar toda la artillería, asegúrate de que realmente no tienen justificación para estar en la calle.
Nosotros nos quedamos en casa, porque podemos. Mi realidad no tiene porqué ser la tuya.
La educación, el respeto y la empatía antes que nada.
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