Hace 10 años yo no lo sabía, pero estaba lactando a un bebé con autismo.
Contra todo pronóstico:
➡️ Camina por sí mismo a todas partes. Ya no lo llevo en fular.
➡️ Duerme en su cama. Mal. Pero duerme en su cama. Si duerme mal es por las manera diferente de procesar los estímulos que conlleva el autismo, no porque tomara teta.
➡️ Habla. Mal, pero habla. Se comunica. Si no lo hace de manera similar al resto de sus compañeros, es por el trastorno grave del lenguaje comórbido a su autismo que tiene y al autismo en sí, no por la teta.
➡️ Come. Nunca se comerá un plato de una textura y color diferente al de un plato de pasta. Vive a base de pasta, pan y zanahorias. Las analíticas y su ritmo de crecimiento demuestran que a pesar de todo está bien nutrido. Si come de forma peculiar es otra vez por la manera diferente de procesar los estímulos que conlleva el autismo, no por que durante años se alimentara solo de teta.
➡️ Y es independiente, está creciendo y se está convirtiendo en un adolescente que quiere ignorarme, demostrarme que no me necesita y por supuesto que estoy equivocada en todo.
Así que, debido a este último punto, es probablemente la última vez que voy a hacer alusión directa a #PequeñoThor y sus vicisitudes.
Por respeto a esa privacidad que me está pidiendo.
Hasta ahora no le ha importado, siempre le he pedido permiso, le he comentado todo lo que publicaba, pero últimamente ya no quiere que comparta según qué cosas.
Este bloga existe gracias a él, a lo que supuso para mí encontrarme con un bebé atípico con muchos problemas, la incomprensión, la falta de diagnóstico, la culpa es de la teta.
«Deja la teta y todo se solucionará.» Pues no, no se solucionó, porque dejó la lactancia a los cinco años y medio y sigue siendo tan autista como el primer dia.
Seguiré rompiendo mitos sobre el autismo y la lactancia, pero de otra manera.
Gracias mi #PequeñoThor. ❤
Por hacerme aprendiz de autismo para toda la vida.
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