El anuncio de la lotería de este año, cómo no, se rueda en un contexto único y espero que irrepetible: una pandemia. El coronavirus y su capacidad de contagio nos ha obligado a todos a aislarnos socialmente, a no abrazar a nuestros seres queridos y a vivir pegados a una pantalla. Hoy es el Dia Internacionacional de la tolerancia y supongo que debes pensar que no tienen nada que ver el anuncio de la lotería y la tolerancia.
Cuando vi el anuncio de este año, no pude evitar pensar en mi hijo y sus dificultades sensoriales.
Distancia social
Ni besos ni abrazos por decreto legislativo, por normativa sanitaria. Obligados a mantener distancia, a no besar, no abrazar. A reducir los contactos sociales y reducir nuestro mundo de relaciones personales. A encerrarnos en nuestra burbuja de convivencia y como mucho en la burbuja ampliada.
Estamos sufriendo, yo me incluyo, la falta de algo que necesitamos: el contacto, los abrazos, las reuniones, las risas y los eventos familiares.
Pero equivocamos el foco si lo ponemos en la falta de besos y abrazos. No es la falta de besos y abrazos, es la prohibición de tocar, es la obligación de mantener la distancia.
Necesidades diferentes
Tener un hijo con autismo me ha enseñado muchas cosas. Mi hijo siempre ha tenido y siempre tendrá una forma diferente de sentir y percibir.
Eso hace que mal me pese, no desee ni necesite besos y abrazos de la misma forma que yo.
Costó muchísimo tiempo que un día me dijera «t’estimo» (te quiero). Y me consta que hay madres que no llegan a escucharlo nunca.
No es que no nos quiera, que no nos necesite, es que sus necesidades son diferentes a las nuestras.
Recuerdo como si fuera ayer cuando me explicaba el dolor que le suponía peinarse, el dolor que le causaban ciertas prendas de ropa.
La tolerancia
La tolerancia significa «Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.» (R.A.E.)
Tolerar las prácticas de los demás tiene, obviamente, límites. El respeto a los derechos humanos es el principal, a mi modo de ver.
No nos podemos escudar en nuestras necesidades para causar un perjuicio directo y claro en la esfera de los derechos humanos de las personas.
La enseñanza
El coronavirus ha sido una tragedia, pero tal vez nos pueda ayudar a ponernos un poco en los zapatos de otros.
De aquellos que no tienen las mismas necesidades que nosotros, como por ejemplo: besar y abrazar.
Obligar a besar y abrazar a una criatura no se debe hacer por muchos motivos: prevención del abuso sexual, por ejemplo. Pero cuando crecen y dejan de ser niños y niñas, tampoco.
Que te obliguen como persona adulta a hacer algo que no quieres, sea por normas sociales o por normas sanitarias, no le gusta a nadie. Lo acatamos, pero con tristeza.
Así que no son los abrazos, ni los besos, es la prohibición de contacto y la obligación de la distancia social.
Recordémoslo la próxima vez que forcemos un abrazo o dos besos por conveniencia social. Pidamos permiso siempre.
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