“Autismo, lactancia materna y sueño infantil” es una entrada que te va a ser útil si eres madre de un peque autista, le das teta, y necesitas argumentos para que te dejen tranquila haciendo lo que te da la gana. Y también si eres asesora y necesitas información para poder facilitar una decisión informada de una madre de tu grupo.
Destetar para poder dormir
Sabemos que destetar para poder dormir no siempre es la solución. Los bebés (sin patologías ni otros trastornos) pueden tener despertares más o menos frecuentes hasta los tres años aproximadamente. A partir de esa edad, van disminuyendo progresivamente hasta que alrededor de los seis años, el sueño ya es prácticamente como el de un adulto.
Así que destetar no es garantía de poder dormir la noche del tirón. En ningún caso. El destete sólo para poder dormir toda la noche tal vez no es una buena idea. Hay que sopesar en la balanza también lo que dejamos atrás al eliminar la lactancia, teniendo en cuenta que no sabemos si podremos realmente descansar toda la noche. El tema es que solo lo sabes cuando destetas, por tanto, es mejor estar realmente segura, porque después es posible que ya no haya vuelta atrás.
La presión social en la lactancia materna mal llamada “prolongada”
La presión social es muy grande cuando tu hijo supera los cánones de lo “normal” en un bebé. Más allá del año, “la leche es agua”, “ya lo que tiene es vicio” y mil barbaridades más fruto del más absoluto desconocimiento de lo que es la lactancia materna.
Ser mujer, madre y ofrecer lactancia materna supone ser objeto de críticas y desprecios que muchas veces oyen nuestros hijos. Cuando no, se lo dicen directamente a ellos: “deja la teta de tu madre que es caca”, por ejemplo.
Desde mi punto de vista, esto es violencia contra nosotras y nuestros hijos. Violencia sutil, rodeada del halo de la “buena intención” y él “es por tu bien y el del bebé”. A menudo se afirman estas cosas por puro desconocimiento, por prejuicios y estereotipos incorporados por la cultura del biberón, pero la agresión, nos la estamos tragando día tras día. Creo que tendríamos que empezar a llamar a esto por su nombre. Son agresiones verbales hacia nosotras y nuestros hijos, es violencia de género. Muchas veces realizada por otras mujeres: nuestras madres, suegras, hermanas, etc.
Es una forma de control sobre nuestro propio cuerpo y nuestras decisiones. Nadie, ninguna mujer, se merece ningún tipo de recriminación ni ataque personal por tomar decisiones sobre su cuerpo. Ni por usar sus pechos para amamantar, ni por no usarlos, que conste.
Menos aún necesitamos que tomen decisiones por nosotras, y nos digan lo qué es mejor para nuestros bebés si contar con nuestra opinión y preferencias primero.
La presión social de la madre de un bebé autista
La presión social de la madre de un bebé autista está atravesada por una discriminación mucho mayor. La que genera un sistema social y sanitario que estigmatiza al diferente. Lo convierte en un diagnóstico y a nosotras en madres histéricas, locas, pesadas y molestas.
Lo he dicho muchas veces: estamos en el punto de mira. En la diana perfecta. Por supuesto que como personas que somos, ninguna madre es perfecta y existen madres maltratadoras y violentas que merecen que se ejerza sobre ellas el control necesario para proteger los derechos de sus hijos.
Pero no hablamos de estos casos que, aunque dolorosos, existen. Porque la elección por la lactancia materna como forma de alimentar a nuestros hijos no es, a priori, una agresión violenta hacia ellos. Escoger un tipo de alimentación u otro obedece a múltiples factores muchos de los cuales escapan al control de la propia madre: recursos sociosanitarios del entorno, apoyo familiar, entorno sociodemográfico, etc.…
¿Qué pasa entonces cuando una madre escoge lactar a su hijo y, con el paso del tiempo, se le diagnostica como autista?
Que tendrá que aprender qué es el autismo, que la empapelarán en trámites, deberá sobrellevar como pueda el impacto del diagnóstico, conocer sistemas de comunicación alternativos, aprender sobre soportes visuales, etc.
Todo lo que conocía hasta ese momento sobre la crianza y la educación de un hijo deberá pasar un filtro. El de cubrir o no las necesidades específicas de su hijo autista. La lactancia materna también.
Y ahí es donde entra el gran desconocimiento que existe sobre la lactancia materna.
Autismo y sueño
Sabemos, porque las estadísticas así nos lo demuestran, que las personas autistas suelen tener en porcentaje elevado trastornos del sueño asociados. Sabemos también que el sueño es un proceso evolutivo y que las necesidades de los bebés no suelen concordar con las de los adultos.
Una sociedad adultocentrista como la nuestra, en la que las necesidades de la infancia están en el último lugar de las prioridades, favorece que no dormir toda la noche sea un problema.
Impera el mercado laboral. Somos, lamentablemente, antes que madres y mujeres, trabajadoras. Producir es la prioridad. A costa de lo que sea: la salud y los cuidados de nuestros hijos y la nuestra propia.
No dormir es la peor de las torturas. Sin dormir y con un horario estricto de trabajo sencillamente sufrimos y buscamos desesperadamente maneras de que nuestro bebé duerma. Y no lo va a hacer, porque tenga autismo o no lo tenga, se despiertan.
No voy a hablar en este caso de mi experiencia personal de forma extensa, pero sí que diré que me pasé once años sin dormir, acompañando a mi hijo. Finalmente, a los 12 hizo un cambio, tal vez la pubertad, no lo sé. Y ahora no me necesita para que le acompañe en el sueño, pero sigue teniendo dificultades para dormir.
En mi experiencia personal, durante la época de la lactancia materna fue cuando mejor dormí. Poco y mal, pero mi sueño era de mejor calidad. Esto no significa nada, puesto que es mi experiencia personal y nada más. Pero voy a tratar de argumentar porqué en base a la evidencia científica, la lactancia materna puede colaborar en la calidad del sueño del bebé autista y, en consecuencia, de la madre.
Los ritmos circadianos, la lactancia materna y el autismo
Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas. (National Institute of General Medicals Science, 2021). Los bebés no tienen los ritmos circadianos adquiridos al nacer. No distinguen el día de la noche y por este motivo comen y duermen a intervalos muy cortos y frecuentes, entre otros.
Conforme el desarrollo avanza, el bebé poco a poco irá empezando a distinguir el día de la noche. La lactancia materna regula su composición en función del momento del día, generando melatonina por la noche, de manera que colabora de forma activa a que el bebé adquiera los ritmos circadianos.
La melatonina es una hormona que regula los ciclos de sueño-vigilia y que suele recetarse en su forma sintética para trastornos del sueño relacionados con la conciliación del mismo.
Si ese bebé es autista, tendrá más probabilidades de tener dificultades para adquirir esos ritmos circadianos. Las dificultades para dormir y las alteraciones en los ritmos circadianos son frecuentes en personas autistas,
Ergo, si la lactancia materna favorece el establecimiento de los ritmos circadianos y las criaturas autistas tienen dificultades para adquirir esos ritmos, la lactancia materna no va a perjudicar en ningún caso la calidad del sueño de un niño o niña autista.
Cierto es que, lamentablemente, esta inferencia la estoy haciendo desde el sentido común, porque, que yo sepa, nadie ha investigado la relación entre la calidad del sueño de una criatura autista y el tipo de alimentación en la primera infancia.
Ojalá alguien me lea, alguien con capacidad para iniciar estas investigaciones y las ponga en marcha. Para poder hablar desde la evidencia y no desde el sentido común.
Aunque por lo menos, creo que, con estos argumentos, podemos afirmar una vez más, que autismo y lactancia son compatibles y la decisión de destetar es de la madre y de nadie más.
Referencias
Jové, Rosa. (2006) Dormir sin lágrimas. Editorial La esfera de los libros.
National Institute of General Medical Sciences (2021, 21 de enero). Los ritmos circadianos. https://www.nigms.nih.gov/education/fact-sheets/Pages/circadian-rhythms-spanish.aspx
Carmassi, C., Palagini, L., Caruso, D., Masci, I., Nobili, L., Vita, A., & Dell’Osso, L. (2019). Systematic Review of Sleep Disturbances and Circadian Sleep Desynchronization in Autism Spectrum Disorder: Toward an Integrative Model of a Self-Reinforcing Loop. Frontiers in psychiatry, 10, 366. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2019.00366
Hahn-Holbrook, J., Saxbe, D., Bixby, C. et al. Human milk as “chrononutrition”: implications for child health and development. Pediatr Res 85, 936–942 (2019). https://doi.org/10.1038/s41390-019-0368-x
Medline Plus, (2023, 18 de octubre) Melatonina. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/natural/940.html
Para citar esta entrada:
Ramirez, Silvia (2021) Autismo, lactancia y sueño infantil. Lactando en Diverso. https://lactandoendiverso.com/2021/10/19/autismo-lactancia-materna-y-sueno-infantil/
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