A estas alturas del año, yo ya habría hecho mi resumen bloguero, con mis estadísticas y mis entradas más leídas.
Habría hecho hace días mi recopilatorio de las mejores imágenes del 2020.
Varios talleres de destete, tres grupos de apoyo al mes, un curso para asesoras de lactancia, visitas a domicilio y tres proyectos que tengo en stand by, ya estarían en la parrilla de salida o habrían visto la luz del día.
Pero de todo aquello planificado no queda gran cosa. Este año he tenido que aprender a vivir con lo impredecible, con el miedo, con la soledad, la tristeza y el estrés.
Ha sido un año atípico y inestable. Con temporadas en las que lo he dado todo con el blog y otras en las que he desaparecido. En este año he aprendido más que nunca a tirar la culpa a la basura.
Aceptar que durante meses fue imposible mantener el ritmo de dedicación al blog fue inversamente proporcional a la carga de trabajo en los peores meses de este año: marzo a julio.
Durante estos meses la carga de trabajo como referente de recursos humanos se multiplicó. La demanda de atención y cuidados de mi hija se volvió infinita. Y navegar entre atender a mis hijos y cumplir con mis obligaciones laborales no es teletrebajar.
Con todo, soy afortunada. En mi familia no hemos tenido que lamentar ninguna pérdida causada por el coronavirus. En casa mantenemos los puestos de trabajo. Los niños están bien y nuestra familia y amigos más cercana también.
El teletrabajo ha sido una tortura en algunos momentos y en otros una salvación. Los contrastes a los que nos ha sometido los vaivenes del 2020 no han hecho más que incrementar la inseguridad y el miedo.
Las estadísticas: 2019 vs 2020
Este año, en este #mi2020bloguero, no voy a hacer un repaso muy exhaustivo de número de seguidores, visitas, etc.
Voy a hacer una comparativa entre las entradas más leídas del 2019 y del 2020. Este 2020 ha habido un cambio de tendencia que destaca por encima de todo lo demás.
En el 2019, las entradas más leídas eran éstas:
En cambio, en el 2020 las entradas más leídas son éstas:
Todos los meses, las entradas: Autismo, lactancia y rabietas y Libros y cuentos sobre el destete se disputaban el primer puesto entre las entradas más leídas.
Hasta marzo del 2020.
En este mes, la entrada más leída absolutamente TODOS LOS MESES ha sido: «Odio mi vida, quiero morir» Hablemos de suicido.
En esta entrada explico nuestra vivencia, meses antes de por fin obtener el diagnóstico, con el sufrimiento y el dolor de nuestro hijo tan grandes, que le llevaron a afirmar en voz alta en repetidas ocasiones: odio mi vida, quiero morir.
Creo que es de destacar este cambio de tendencia por el momento en el que se produce: el inicio del confinamiento. La otra pandemia, la de la salud mental, está por aflorar. Está oculta, en cada casa, esperando, aguantando, sufriendo.
Reconciliándome con el 2020
Explicaba en La felicidad en tiempos de coronavirus, cómo las últimas etapas de un evento traumático determinan el recuerdo negativo o positivo de ese evento.
El 2020 ha sido un año de mierda. Así. Sin florituras.
Pero tengo que reconciliarme con él por mi salud mental.
En un esfuerzo considerable, voy a enumerar las cosas positivas que me ha traído este año que se va:
- La convivencia en familia: este año ha sido el año que más he disfrutado de mi compañero de vida y de mis hijos. Nunca hemos estado juntos tanto tiempo: los desayunos, las comidas, las cenas las he disfrutado intensamente.
- La salud: ninguno de mis familiares y amistades más cercanos ha estado hospitalizado por covid.
- La vida: ninguno de mis familiares y amistades más cercanos ha fallecido por covid.
- El teletrabajo: el de verdad, el que me permite ahorrarme dos horas de viaje, el que realizo mientras mis hijos están en el cole.
- Los estudios: con grandes dificultades pude acabar en junio el semestre de psicología y gracias a las videoconferencias he podido cumplir mi deseo de estudiar el posgrado de experto en lactancia materna.
Salir adelante, día tras día, dando un paso delante del otro, caminando, sin olvidar lo que me movió en su día a abrir este blog y mis redes sociales.
«Autismo y lactancia son compatibles, la decisión de destetar es de la madre y de nadie más.»
«En la DIVERSIDAD cabemos todos»
Lemas del blog Lactando en Diverso
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