Greta Thundberg es molesta e incómoda. Levanta admiración y respeto. Odio y amor. Todos los contrastes en una sola persona.
La critican por su manera de hablar, sus gestos y la forma de expresarse.
Por ser asperger (autista).
Una mujer adolescente que planta cara a mucha gente. Y guste o no, hay que reconocerle la capacidad de convocatoria.
La “fama” da lugar a las críticas más feroces.
Carmen Lomana afirma que no entiende “esa cara de cabreada y perturbada que tiene la niña Greta Thundberg”.
Aquí el enlace: https://www.larazon.es/gente/20191207/ouh2je2r5faezibw3di5xjpag4.html
Los ataques sobre Greta como el de Lomana (y otros tantos y tantas) evidencian dos cosas:
- Lo poco que se conoce el autismo
- Lo poco que vemos y aceptamos la diferencia
No sabemos nada de autismo
A menos que tengas a alguien cercano, o que trabajes con personas dentro del espectro o que tú mismo lo seas, tienes una imagen estereotipada del autismo.
Estereotipo: Un niño que no habla aislado en un rincón.
Pero las mujeres también pueden ser autistas, los niños tienen la extraña costumbre de crecer y hasta incluso de llegar a hablar y no se quedan toda la vida aislados en un rincón.
Así que “eso” que le pasa a Greta no puede ser autismo. Por supuesto, a ojos del que no quiere ver.
Sus caras “raras”, su forma “peculiar” de expresarse no dejan de ser probablemente manifestaciones de su autismo, de esa forma diferente de sentir y percibir el mundo.
Pero su forma de expresarse, sus gestos, sea autista o no lo sea, no son motivos para criticar la valía de una persona.
Llama la atención que situaciones habituales y comunes en las casas de muchas familias con peques autistas se utilicen como supuestas pruebas de que la chica es una perturbada.
Las dificultades con la comida, las dificultades con las relaciones personales en el colegio, el acoso escolar, etc…
Aquí tenéis un ejemplo de ello: https://www.larazon.es/actualidad/20191208/gfzrumw2azax7g5jrdqpbf5icq.html
Duele profundamente tanto desconocimiento y tanto odio.
No hay dos personas iguales.
La gracia del autismo, y lo digo así, la gracia, el quid de la cuestión o como queráis llamarle es que un espectro.
Así que no hay dos personas con autismo iguales. Obviedad que nos hartamos de repetir absurdamente de forma general.
Pero es de aquellos mensajes que se repiten y se repiten y se repiten hasta el punto de que nadie sabe a qué se refieren en realidad.
¿Cuántas veces no lo habéis oído aquello de “todos somos diferentes, todos somos iguales” en algún discurso o proyecto educativo, inclusivo, o de lo que sea?
Claro, luego confrontas la realidad y ese ser diferentes está enmarcado dentro de una normalidad y unos estándares que no todo el mundo cumple.
Si una cosa me ha enseñado mi hijo y su proceso diagnóstico ha sido a tragarme los juicios rápidos y la palabrería absurda, a aprender a mirar sin juzgar, a relativizar las cosas y darles la importancia que realmente tienen.
Con todo, estoy segura de que me queda mucho camino por recorrer, porque son demasiados años de mi vida viviendo con una venda en los ojos.
Nos identificamos con los buenos y el resto, pues son los malos
Greta Thundberg ha traspasado los límites de la persona para convertirse en icono representativo de la identidad de muchas personas.
Genera admiración a la vez que odio.
Una adolescente con carácter y carisma que ha conseguido la atención de medio mundo, para bien y del otro medio, para mal.
Así de triste y así de simple. Todos somos iguales, pero ojo, tienes que cumplir con los estándares al uso.
Nos molestan las estereotipias, no hacemos esfuerzo alguno por entender a una persona que no nos puede mirar a los ojos mientras habla, etc. Nos miramos el ombligo frecuentemente y somos, demasiadas veces, impostores de la inclusión.
Si no eres como ese estándar que creo que es el normal, te rechazo y me burlo e incluso puede que lo haga porque me asustas. Discrimino.
Y no solo tú, toda tu familia. Explotadores con ansia de popularidad es lo más bonito que les han dicho.
Cuando no hay argumentos reales para opinar recurrimos a los descalificativos personales. Utilizar su autismo para arremeter contra ella es ruin y vergonzoso.
Enviarla al colegio y a tratarse “sus múltiples problemas psicológicos” es una idea muy recurrente entre los que piensan que las personas con discapacidad no tienen derecho a convivir con el resto de los normales.
El capacitismo y esa reducción a la “enfermedad” de toda su persona es muy propio lamentablemente del mundo en el que vivimos.
Se puede opinar y debatir, sin discriminar
Aunque parezca increíble, se puede hacer. Solo hay que dejar a un lado opiniones sobre su persona, sus diagnósticos o su edad y opinar sobre lo que está haciendo.
Sin insultar, ni ofender, ni ridiculizar.
Sencillamente, sin discriminar a nadie por su edad, origen étnico, género, orientación sexual, capacidad u cualquier otra circunstancia que no tenga que ver con su activismo político, sus propuestas y actividades públicas.
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