Queridos reyes magos:
Para este año quiero pedir que se se reconozca la diversidad como una riqueza colectiva, que las personas con discapacidad no sean consideradas ciudadanos de segunda. Quiero una escuela pública, de calidad y con recursos para todos.
Quiero un mundo que ponga en el centro de la vida a las personas y que reconozca la labor indispensable que suponen los cuidados.
Me pido un mundo en el que la díada madre-bebé sea considerada sujeto de derechos per se. La madre y el bebé se necesitan mutuamente mucho más tiempo del que actualmente tienen «permitido» estar juntos. Una baja maternal digna que tenga en cuenta las necesidades reales de la madre y del bebé.
Quiero flexibilidad en los permisos parentales para que las familias puedan organizarse como mejor les convenga. Ya que estoy, me gustaría que las famílias tuvieran más apoyos sociales, sanitarios y comunitarios. Que las familias de peques con discapacidad no tuvieran que trabajar el doble para pagar las terapias.
Me gustaría que los profesionales de la salud y en general aquellos que tratan con madres y criaturas de 0-6: tuvieran en cuenta:
- La perspectiva de derechos, el consentimiento informado y la autonomia de la madre.
- Y que se actualizaran al respecto de la evidencia científica sobre autismo y lactancia.
No pido mucho, no hace falta que tengan un master sobre autismo y otro sobre lactancia, me conformo con que no antepongan sus prejuicios y estereotipos a la calidad en la atención sanitaria y/o personal con sus pacientes.
Tan solo quisiera que tuvieran claro que dar el pecho o no es una decisión privada de la madre que no deben entrar a valorar porque forma parte de su derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Y eso es todo, sé que son cuatro cosas fáciles y seguro que me podéis dejar estos regalos debajo del árbol esta noche. Os prometo agua para los camellos y leche con galletas para vosotros.
Gracias queridos reyes magos
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