Esta fue la colaboración que me pidieron los Caps del Agrupament Escolta l’Espiga al que acuden mis hijos regularmente.
Me enviaron un wapp y tal cual me preguntaron: ¿nos harías una charla sobre el autismo y todo lo que lo envuelve?
Así, tal cual, «todo lo que lo envuelve». No sé muy bien como al final acabamos de concretar el tema que da nombre a esta entrada en el blog.
Y me puse manos a la obra.
Para los que no habéis podido venir, ver o escuchar los videos aqui os dejo redactado el contenido de toda la charla.
Lo tengo que dividir en tres partes inevitablemente. El tamaño del post sería inmenso si lo hiciera en uno solo y se convertiría en algo ilegible.
Empezamos.
Primero me presento
Para todos aquellos que no me conocéis os explicaré que soy madre de dos peques que vienen al cau, a los que en redes sociales llamo #PequeñoThor y #PrincessLeia. Soy Silvia Ramirez, licenciada en Derecho y trabajo actualmente como Jefa de Recursos Humanos en una entidad dedicada al mundo de la salud mental.
Hace once años que soy asesora de lactancia y acompaño a familias, en especial a las madres, en la maternidad y la lactancia.
Y hace tres años de aquel día que escuchamos por primera vez: «por todos los tests y pruebas realizados, se confirma el diagnóstico de autismo.»b
Esto para mi fue un shock terrible que desmontó todas mis estructuras y puso mi mundo del revés.
Lo que yo estaba viviendo se conoce por el nombre de «Impacto del Diagnóstico»
Entré en un proceso que estuvo a punto de llevarme a una depresión severa que hubiera podido acabar con mi salud de forma total y absoluta.
Tuve suerte porque pude parar. Paré máquinas. Totalmente. Pedí una excedencia y me marché sin saber cuándo iba a volver. Me marché pensando que nunca podría volver.
Pues bien, estuve acudiendo a terapia con una psicóloga maravillosa que me acompañó en mi proceso de recuperación y hace poco más de un mes que he vuelto a mi trabajo.
Para mi estar otra vez en mi puesto de trabajo es un triunfo. Una victoria.
He superado una situación de depresión grave, he salido airosa y me he recuperado.
Y de aquel proceso, de aquel dolor, renací con fuerzas nuevas y empecé a estudiar psicología y abrí un blog: Lactando en Diverso.
Un blog que acaba de recibir un premio al Blog Revelación del 2018.
Si os fijáis, digo que el blog ha recibido el premio, no que yo lo he ganado. Todavía no me lo creo.
Cuando abrí el blog lo hice con la intención de gritar bien alto al mundo lo que me había sucedido: vivir en mí los prejuicios alrededor del autismo y de la lactancia.
No voy a hablar específicamente de los prejuicios alrededor de la lactancia, porque no es el tema de la charla de hoy, pero si que saldrá inevitablemente este tema durante la charla dado que, como os he comentado, soy asesora de lactancia.
A la vez que abría el blog empezaba a nacer también LactaMater. Una asociación de la que soy presidenta y que formamos entre Vanesa Trillo, nutricionista y Laia Pinilla, pedagoga, y yo misma, como licenciada en dereho.
Tenemos grupos de apoyo a la maternidad y puedo decir con orgullo que vamos a empezar un grupo de apoyo a la paternidad con un papá que se ha ofrecido voluntario para llevarlo.
Además realizamos regularmente cursos y talleres de formación para las familiars.
Yo no sería quién soy si no fuera por mis hijos. Ellos han sido el motor de cambio que me ha llevado a ser quien soy.
Objetivos y estructura de la charla
Cuando preparaba la charla decidí que no iba a hacer una recopilación de prejuicios o de estereotipos. Decidí que tenía que dar un paso más y tratar de explicar los mecanismos por los que se produce el estereotipo, como éste nos lleva al prejuicio y cómo discriminamos posteriormente.
Más importante que conocer una lista de mitos y prejucios es entender como funciona nuestra mente para tomar conciencia y ser capaz de reconocer cuando estamos actuando en base a un estereotipo.
Primero hablaremos de como funcionan los estereotipos, prejuicios y la discriminación.
Después explicaré qué es el autismo, qué lo causa y cómo se manifiesta.
Y por último, hablaremos de neurodiversidad.
Cuando la discapacidad llamó a mi puerta…
Este es el nombre de un pequeño texto, casi podría decir que un cuento, que escribí cuando la idea de crear un blog empezaba a tomar forma en mi cabeza.
No os lo voy a leer, pero os lo voy a explicar.
Es un texto que explica y describe lo que hablábamos antes: el impacto del diagnóstico.
En él yo hablaba del momento en el que la discapacidad llamó a mi puerta.
Ahora, con todo lo que sé, tengo mis dudas de si lo que entró fue la discapacidad o más bien la discriminación.
Imaginaros en vuestra casa, tranquilamente, con vuestra familia. Alguien llama a la puerta, le abrís y no sabéis muy bien porqué, pero le dejáis pasar.
Llega, se sienta en vuestro sofá y no se va. No se marcha. Se queda allí y os insulta, se ríe en vuestra cara, os dice cosas desagradables pero no se va. Y no sabéis como echarlo.
Hasta que un dia se levanta y empieza a tirar las sillas por el suelo, os rompe los cuadros y os grita:
Puede entrar así, disimuladamente, poco a poco. O puede entrar de golpe sin llamar a la puerta, tirándola abajo y destrozando todo a su pase.
Hay padres que reciben el impacto del diagnóstico en el mismo momento del nacimiento de su hijo.
También con el mismo mensaje de «tu hijo nunca podrá…»
¿Pero fue la discapacidad lo que llamó a mi puerta?
¿O fue la discriminación?
Discapacidad vs. Discriminación
Pues yo pienso que fue la discriminación.
Os lo voy a explicar con un ejemplo.
Imaginaros una familia formada por dos grandes cocinerso: Carme Ruscalleda y Ferrán Adrià.
Tengo un hermano que también es un gran cocinero y yo nazco en esa familia.
Yo soy una patata cocinando, no me sale ni una tortilla francesa en condiciones. Si cocino es por pura superviviencia y porque tengo que alimentar a mis hijos.
Pues bien, os podéis imaginar que en mi casa lo mínimo que se desayuna son huevos estrellados con suflé de vainilla. Pero yo no sé hacer ni una tortilla francesa.
En la escuela de cocina se dan cuenta de que no aprendo como los demás. Voy más lenta, me cuesta, no me interesa y no me esfuerzo.
Hay quién comenta que no tiro, que no tengo fuerza de voluntad, que retraso el ritmo de aprendizaje de los demás,… todo eso lo he oido yo montones de veces respecto del aprendizaje de mi hijo.
Pero es que resulta que a mi se me da bien escribir. Me gusta. Siempre lo he hecho. De pequeña escribía en diarios y de mayor lo dejé pero empecé a hacerlo tras el diagnóstico de mi hijo como forma de expresión.
No lo hago mal, pero a nadie le importa porque no sé cocinar. Nunca seré nadie de provecho, nunca tendré un trabajo, nunca aprenderé a cocinar, ¿os suena?
¿Qué entró en mi casa: la discapacidad o la discriminación?
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