No sabía qué me pasaba ni porqué, sólo que mi cuerpo se detenía, se aletargaba y necesitaba descansar. Supe lo que era la resaca de la ansiedad por mi psicóloga. Ella le puso nombre. Seguramente no es un nombre muy técnico, pero sirve para entender qué le sucede a mi cuerpo después de un día con la ansiedad por las nubes.
Hoy no he salido de casa, he escogido no hacerlo, no tenía necesidad ninguna gracias al teletrabajo y así he podido recuperarme sin dejar de lado mis obligaciones laborales y personales.
La resaca de la ansiedad me ha impedido poder entregar hoy la dichosa Beca MEC que me trae (nos trae a todas, seguro) por el camino de la amargura. No pasa nada, la entregaré mañana.
Antes de la resaca, la borrachera…
Después del fin de semana de fiesta mayor, en el que trasnoché, aprendí a hacer mojitos y tirar cerveza, y además hicimos una actuación castellera de 10, estaba agotada. Como todos. Ni más ni menos, pero es que la mala suerte fue que me dieron hora en la oficina de Benestar Social (los que llevan el tema de la discapacidad, etc..)el día 12 y el 13. Justo después del fin de semana de la locura. No podía decir que no, como para decir que no a una cita de éstas, con lo que cuesta conseguirlas.
Entre papeleo para mi padre, papeleo para mi cuñado y la beca MEC de las ****, la ansiedad, que ya me venía avisando desde el lunes, hizo su aparición estelar.
Podríamos decir, haciendo un símil, que estaba de borrachera… con los sentidos cegados, el corazón a mil, etc…
El bajón, de repente, todo se para…
La ansiedad y yo ya somos viejas conocidas y puse en marcha todas mis herramientas para bajarla y calmarla. Entre ellas tres bombones de chocolate, ji, ji, ji. Lo de los bombones es lo de menos, pero tengo que reconocer que la meditación, la música, el yoga y la escritura son para mí grandes herramientas para navegar mi ansiedad.
Esto y la ayuda farmacológica pautada por mi doctora. No vamos a negarlo. Ayuda y mucho. Para mi son compatibles ambas maneras de reducir la ansiedad, porque aunque yo ponga todo de mi parte, hay momentos en los que sola no puedo con ella. Y para eso están mis queridas medicinas. Que lo son, no son pastillas, no son drogas y ya. Son medicinas para mi alma. Tan útiles como la meditación, pintar mandalas, escuchar música, hacer yoga….
Y la resaca de la ansiedad.
Después de todo esto, hoy, que ya no tengo la ansiedad por las nubes, estoy de resaca.
Lunes, avisos en forma de malestar. Martes, ansiedad. Miércoles, bajón. Y hoy, resaca.
Para mi supone lo que he comentado al principio del post. Mi cuerpo se aletarga, se adormece y necesita quietud y calma. Sé que mañana volveré a tener la misma energía de siempre, con altos y bajos, como todo el mundo. Y también que tendré a mi amiga la ansiedad, a mi lado, esperando a ver en qué momento me despisto y vuelve a la carga.
Esto que explico es, por supuesto, mi experiencia personal y mi vivencia específica de un problema de salud mental muy común: la ansiedad.
Puede que tú también tengas ansiedad y lo vivas de otra manera. Cada persona tiene un experiencia propia totalmente válida y personal.
Compartir estas vivencias es importante para romper con los estereotipos y prejuicios alrededor de un problema de salud tan común como lo es la ansiedad.
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