Empoderamiento, autonomia y parto: maternidad real (con pinceladas de autismo)

MATERNIDAD REAL

Pues no. No sabemos nada de donde ha nacido el hijo de Megan Markle. Todo son suposiciones por parte de la prensa rosa, porque todo queda dentro de la esfera de lo privado por decisión de la pareja.

Así que retiro lo dicho. Al final en este caso, ha sido verdad que no habia información confirmada. No sabemos donde ha nacido el bebé ni quién ha atendido el parto.

No voy a negar que dado todo lo que ha ido pasando estos dias tan solo espero y deseo que haya podido decidir sobre su propio parto.

¿Habrá podido decidir sobre su propio parto? ¿Se habrán respetado sus derechos? ¿Se le habrá dado autonomia?

¿Por qué es tan relevante que haya podido escoger como iba a ser su parto?

Veamos.

La maternidad y los «famosos»

El hecho de que no haya ningun posado postparto y se mantenga en privado todo lo sucedido alrededor del parto ya es algo a destacar.

El famoseo nos tiene demasiado acostumbrados a mujeres que paren y están perfectas. Con bebés dormidos y tranquilos que no lloran para el momento foto.

No sé vosotras pero mis hijos tenían la maravillosa costumbre de llorar, comer, cagar y dormir. Todo en ese orden en ciclos de menos de dos horas.

Y mi barriga tuvo también la ocurrencia de permanecer en expansión durante meses. Imposible ir bien vestida, maquillarme y mucho menos aun repeinarme.

Lo irreal es acabar de parir y estar como si hubieras ido al mercado a comprar 3 quilos de fruta. Y mira, te dan tres quilos de bebé. Y tú sin enterarte.

La maternidad real tiene ojeras, no duerme y va con una compresa de 10×10.

mujer con bebe
Mujer con un bebé en brazos

Mi primer parto. Yo decido (y pago)

Yo parí a la semana 42 y cinco días. Mi primer parto. En una clínica privada porque tenía miedo a parir en casa, pero no quería intervenciones innecesarias: sin epidural ni oxitocina.

Libertad de movimiento, intimidad y seguridad. Eso es todo lo que necesitamos para parir.

A mi, personalmente, me daba más miedo que me cortaran la vagina que no la posibilidad de no ser capaz de aguantar el dolor.

Con todo, he de decir que tenía un miedo indefinido a no se qué que me hizo decantar mi decisión hacia parir en hospital.

Busqué un ginecólogo privado que me garantizaba DE VERDAD que no iba a intervenir a menos que fuera necesario. Y una comadrona que, bueno, no fue tan respetuosa como se esperaba. Pero esto tal vez lo explique en otra ocasión.

Mi #PequeñoThor pesó 4 kilos y nació sin complicaciones, como digo a la semana 42 con cinco dias. Me puse de parto de forma espontánea, sin ninguna intervención médica.

Cuando nació mi hijo ya había decidido alimentarlo por mí misma, con lactancia materna. No tenía ni idea de que ibamos a dormir juntos durante años ni de que iba a portearlo en fular y mochila. Eso vino sobre la marcha.

Yo decido. Yo tengo el poder de decidir sobre mi cuerpo. Tengo autonomia.

Mi segundo parto. Yo decido (pero ya no puedo pagar)

Después del primer parto y con la experiencia y conocimiento que había adquirido siendo asesora de lactancia, quiero parir en casa.

Pero no puedo permitirmelo. Nuestra situación económica había cambiado y ya no puedo pagar un servicio privado.

Mi hija nació a la semana 40 con dos días.

Me puse de parto en casa y esperé hasta casi el último momento para irme. Mi miedo seguía siendo intervenciones no consentidas y rutinarias que suceden por protocolo en hospital.

Ya había parido una vez. Ya no tenía ese miedo indefinido a no se qué. Pero no pude pagar un equipo de parto en casa.

Sopesé, valoré y decidí. Parí en hospital. Sin intervenciones, llegué al hospital con el expulsivo iniciado. #PrincessLeia nació con 3 kilos y medio de forma espontánea y sin intervenciones innecesarias.

Yo decido. Yo tengo el poder de decidir sobre mi cuerpo. Tengo autonomia.

Yo misam con la palma de la mano hacia la cámara con el texto: «mi parto», participando en la campaña en redes sociales de apoyo a la madre de Oviedo.

Autonomia y parto

Hablando con un amigo con el que suelo debatir sobre estos temas, me di cuenta de un aspecto muy importante de la autonomia en el parto.

Las personas que defienden que en el caso de Oviedo prevalece el derecho del bebe sobre la madre por el riesgo del parto en casa, no saben o no quieren saber los riesgos que existen para la madre.

Mi miedo al parto consistía en que me cortaran. Resumido mucho mi razonamiento era el siguiente:

Tengo miedo de que las contracciones aceleradas por la oxitocina artificial sean insoportables. Que entonces me pongan epidural para soportar el dolor. Pero entonces el parto se detenga. Y acaben cortando mi suelo pélvico (episiotomia o mutilación genital femenina en occidente) o acabe una cesárea innecesaria.

Las intervenciones en un parto se hacen sobre el cuerpo de la mujer. Una obviedad que a nadie le importa demasiado. Excepto a nosotras.

Como no nos ven ni nos sienten parte de la ecuación ponen por delante la supuesta seguridad del bebé por encima de la nuestra.

O es al revés, como no nos consideran personas autónomas y capaces, el equipo médico decide por nosotras.

Nadie parece darse cuenta de que la bomba hormonal y medicalizada que recibimos nosotras la recibe también el bebé. Algo tendremos que decir a ese respecto, ¿no os parece?

En el embarazo no te puedes tomar prácticamente nada pero en el parto eso no importa. Habrá quién diga «es que el bebé ya está hecho» pero yo no lo tengo tan claro. Y si no mirad este articulo.

A lo que yo me pregunto: ¿qué es antes: un parto instrumentalizado o el autismo? No tengo una respuesta.

Es muy dificil decirlo pero lo que tengo claro es que no es lo mismo tomar decisiones de forma consciente y deliberada que verte forzada por las circunstancias.

La lactancia materna o artificial es todo un ejemplo. Las mujeres que toman sus decisiones conscientemente, en uno y otro sentido, viven la lactancia con seguridad y consciencia. Las que se ven forzadas a ofrecer lactancia materna o artificial sin que sea su deseo, obligadas por el motivo que sea ajeno a su capacidad de decisión (y no hablo de las adversidades de la vida), van a vivirlo con mucha más probabilidad de una forma dolorosa y angustiada.

Lo que está claro es que nadie piensa que el bebé forma parte de nosotras. Estamos unidos en el embarazo y el parto compartiendo un cuerpo que es el de la madre. (y durante la exterogestación también)

Por tanto, lo que hagas para llegar al bebé, será pasando por delante de la madre. La medicación que utilices es para los dos. Las intervenciones que hagas afectan a los dos.

Escucha sus miedos, informala y espera a que decida. Ella tiene capacidad de decidir. Por una cuestión de derechos humanos y por la Ley de Autonomia del Paciente.

Cuida a la madre y cuidaras al bebe.

maternidad real

Empoderamiento

O como negar tu autonomia para después «enseñarte» como recuperarla.

Tal cual. Nacemos, crecemos, recibimos una educación formal (en la escuela) e informal (con nuestro entorno mas cercano) y aprendemos que no podemos decidir sobre nuestro destino.

Los mensajes que recibimos nos hacen dudar de nuestra capacidad. Las niñas entre los 5 y los 7 años empiezan a pensar que ellas no son capaces de ser presidentas, científicas, ingenieras… lo que quieran ser. Se llama Dream Gap.

Desempoderamiento por nacimiento y por adquisición

Así las cosas, si eres mujer, pues ya veis el plan. Obviamente de todo esto no te das cuenta de un dia para otro. Aquí y aquí mi proceso personal.

Primero te das cuenta de lo que supone la discriminación por ser mujer. Después tomas consciencia de que tu hijo se ha convertido de un dia para otro en discapacitado. Y entonces empiezas a darte cuenta de que has estado con una venda en los ojos mucho tiempo.

La discapacidad como barrera es una construcción social que excluye a una parte de la sociedad.

La educación inclusiva es el derecho de crecer en sociedad compartiendo algo mas que cuatro paredes. Pero seguimos creyendo que no pueden y que retrasan el ritmo de la clase.

Claro, retrasan el ritmo de la vida que nos obliga a competir y trabajar hasta la extenuación.

Somos una sociedad cansada formada por individuos que luchan por conseguir el trozo de pastel más grande.

¿Y donde queda Meghan Markle en todo esto?

Pues que si ella, con la posición de poder y el estatus social que tiene, no puede decidir sobre su propio parto, apaga y vámonos.

Lo tenemos muy mal.

Así que espero que haya podido escoger en libertad.

Las personas, TODAS, tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo, sobre su destino, sobre aquellos aspectos fundamentales de sus vidas.

A las mujeres, se nos niega ese derecho.

A las personas con discapacidad, también.

Se discrimina y se vulneran derechos fundamentales por la orientación sexual, color de la piel, origen étnico, religión,…

¿Cambiamos? ¿Empezamos a vivir desde la perspectiva de derechos?

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