Conseguir cita en la seguridad social es una auténtica carrera de obstáculos.
Obstáculos, que parecen puestos adrede, para que no puedas acceder a los servicios públicos.
Por circunstancias varias, acompañé a un amigo de la familia a tramitar su jubilación en un momento en el que yo misma llevaba tiempo intentando conseguir cita para la prestación por hijo a cargo.
Teníamos que estar a las 11 y llegamos media hora antes. Por si las moscas.
Una vez allí, empiezas a ver cómo la maquinaria administrativa está al servicio de ella misma, en lugar de estar al servicio de las personas.
PRIMER CASO
Un señor de mediana edad se acerca a preguntar porque lleva dos semanas llamando por teléfono y no ha podido conseguir cita en la seguridad social. Le atiende una agente de seguridad, que además de agente de seguridad, ejerce de recepcionista.
Para conseguir cita tienes que llamar a un número de la seguridad social, pero ojo, no a cualquier hora, ni siquiera en una franja horaria amplia: SOLO los lunes de 7 a 8 de la mañana. Por teléfono, ya te informa ella que es muy difícil conseguir hora. Mejor la aplicación del móvil, eso sí, en el mismo horario. Todos los lunes se “abre agenda” para los siguientes 15 días. En una hora se “agotan” todas las horas disponibles.
SEGUNDO CASO
Una señora de edad avanzada, calculo que unos 70, se acerca a preguntar. A todo esto, que no lo he dicho, estamos todos en la calle. La agente de seguridad abre la puerta para dejar pasar SÓLO a los privilegiados que tienen hora y les toca en menos de 15 minutos. El resto esperamos en la calle, tal cual.
Esta señora, extranjera, no me preguntéis de donde que soy muy mala para los acentos, tiene que viajar fuera de España y necesita la tarjeta sanitaria europea. Muestra su NIE y comenta que «alguien» le ha dicho que venga a la seguridad social “que es un momento”. A mi me entra la risa tonta por dentro y creo que a la agente de seguridad también.
No se ríe, menos mal, y le cuenta la retahíla del teléfono y de la app y la señora pone los ojos como platos: “¿Y tú no me puedes dar hora? Yo no tengo móvil».
La recepcionista, perdón, agente de seguridad, se apiada de ella porque además, la señora se va en 15 días de viaje (no lo he dicho, pero esto pasó a 15 días de navidad aproximadamente).
Entra dentro y consigue un alma caritativa que acepta meterla en su agenda sin pasar por todo el protocolo de reserva de hora. Vamos, que si no es por esa persona que se adapta, la señora no consigue su tarjeta.
TERCER CASO
Al señor al que yo acompañaba lo acerqué en coche hasta la oficina y estuve con él dentro para poder ayudarlo en caso de que hubiera algún problema con su jubilación. Es una persona que vive sola, no tiene familia y tiene discapacidad. Lo conocemos porque es cliente de la cafetería en la que vamos con mi padre cada día un rato a tomar café y hemos acabado haciendo amistad.
Mi madre me dijo: “oye, acompáñalo a la seguridad social, que tiene que tramitar su jubilación y le echamos una mano”. En mi familia soy la trabajadora social, gestora y abogada de todos. Tramito todo el papeleo así que no me costaba nada acompañar a este amigo que estaba más solo que la una y con dificultades de movilidad.
Yo, que ya llevaba semanas tratando de pedir hora en la web de la seguridad social y no había manera, que cada vez que conseguía hora me mandaban a la Conchinchina y no me puedo desplazar tan lejos, le pregunté cómo lo había hecho para conseguir hora.
Se me cayó el alma al suelo con la respuesta: pagando en un locutorio para que le consiguieran la cita. Ahí ya mi cabreo con el sistema estaba subiendo de nivel con grandes zancadas. Pagar para que te den cita en la seguridad social: un servicio público. Increíble.
Bien, entramos dentro y el paisaje era bastante desolador: una oficina con unos 15 puestos de trabajo medio vacía. ¿Dónde está el personal de esas mesas vacías?
El remate: nos atiende el director de la oficina y nos tramita la jubilación. ¿Qué hace el director de la oficina tramitando una jubilación? No entiendo nada y del cabreo paso al estupor. No me lo puedo creer.
CONSEGUIR CITA EN LA SEGURIDAD SOCIAL
Conseguir cita es imposible si no tienes habilidades informáticas, acceso a internet, te puedes adecuar al horario restringido para pedir cita y tienes un móvil o un ordenador actualizados y además sabes usarlo.
Mi madre siempre me dice que no sabe qué haría sin mí. Y no es una cuestión de cariño y amor, que también. Es que una persona mayor como ella, al cargo de mi padre con Alzheimer y de mi hermana y mi cuñado con discapacidad, no puede ocuparse de todo el papeleo y las gestiones que genera el sistema social que hemos inventado.
NO SOLO ES LA SEGURIDAD SOCIAL
Y no sólo es la seguridad social, es TODO. Hace poco también acompañé a mi cuñado a una cita en Benestar Social i Familia para un trámite relacionado con su discapacidad.
No nos costó tanto conseguir cita, porque en esta administración, por suerte o no sé por qué, no hay horario restringido para pedir cita. Eso sí, lo hice por la web. No he podido comprobar si por teléfono se puede acceder o no a una cita con facilidad.
Y fue más de lo mismo. Llegamos allí y todos en la calle. Ni una sola silla para sentarse, sin sala de espera. La sensación que tienes de apestado y rechazado es brutal cuando estás en la calle: llueva, haga frío o calor, esperando a que “te toque”, sin poder sentarte en ningún sitio más que en la misma acera. Y que me perdonen, pero el covid ya no me sirve como excusa para maltratar así a las personas. (Podríamos discutir si ha servido alguna vez como excusa, pero no me meto en ese berenjenal)
ES VIOLENCIA INSTITUCIONAL
Esto es VIOLENCIA. Y punto. Es violencia que impongan tantas dificultades para poder acceder a los servicios públicos.
Es VIOLENCIA que te dejen en la calle esperando sin poder sentarte, sin importar si tienes dificultades de movilidad, edad avanzada o lo que sea.
Pero, ojo, no solo es VIOLENCIA contra las personas usuarias, también lo es para las personas que trabajan en esas oficinas. Una plantilla reducida a la mitad, un director tramitando jubilaciones y las agendas llenas en una hora , desde mi punto de vista, demuestran falta de personal y exceso de burocracia.
Además, cuando la ciudadanía acude a una de estas oficinas y se le maltrata de esta forma, la persona que tienes detrás de la ventanilla se convierte de repente en representante de todo el sistema. Los insultos, las quejas, la impotencia.
Recibe toda la frustración y el dolor causado por un sistema que está al servicio de sí mismo y no de las personas: tanto la ciudadanía como las propias personas que forman parte. No hay derecho a que se nos trate de esta forma.
A nadie.
REFERENCIAS
Europa Press Economía Finanzas. (2023, 4 de enero) El Defensor del Pueblo pide a la Seguridad Social que resuelva las demoras en la concesión de citas. Europa Press. https://bit.ly/3WYAdtl
Silvia Ramirez (2023) Conseguir cita en la seguridad social. Lactando en Diverso. https://bit.ly/3Xeo0AA
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