Han hecho falta tres años, dos juicios y la movilización de todo el movimiento feminista para que por fin llamemos a las cosas por su nombre.
Lo sucedido en aquel portal con cinco hombres fue una violación. Con el agravante de vejación y prevalimiento, agresión en grupo, múltiple.
Se valieron de la fuerza para violarte entre todos. Demasiado tiempo esperando ese reconocimiento. La sentencia ahora ya es firme y sienta precedente.
No sé cómo te llamas, ni cómo eres y en realidad no sé gran cosa de ti. Tampoco lo he buscado en las redes sociales: las macabras, esas que son crueles y discriminatorias.
Como debe ser, no lo he buscado y no sé nada de ti porque es tu privacidad y es tu derecho a la intimidad.
Solo sé que te violaron en grupo y un tribunal dijo que no había fuerza, uno de los jueces vio jolgorio y sexo deshinibido y cuando nos lanzamos a decir #NoesNo hubo quien dijo que hay que respetar la Justicia.
Hoy otro tribunal ha cambiado la calificación jurídica de los hechos.
Hoy, sin saber apenas nada de ti, todas hemos gritado y llorado contigo.
Esta tarde volvía en coche hacia mi casa y gritaba: ¡es violación, lo es, a la cárcel! En fin, y cosas peores que os podéis imaginar pero no voy a escribir aquí.
Mientras me acercaba a casa, gritaba y lloraba por ti y por todas las víctimas que han habido y que lamentablemente habrán. Te felicitaba, lo conseguiste, lo conseguimos. Sin pretenderlo ni desearlo esta sentencia es una victoria un poco de todas.
Habrá quien diga que no es más que un proceso judicial que sigue su curso.
Que la administración de justicia funciona así y que no se trata de que la sentencia sea la que a nosotros nos conviene.
La Justicia, así, de forma aséptica es muy injusta.
El Derecho se impregna inevitablemente de valores culturales y sociales.
¿Qué valores transmite que alguien en su sano juicio pueda considerar una violación como sexo entre iguales?
No, perdón. Ese juez lo que piensa es que no somos personas con derechos, somos agujeros en los que meter un pene.
Esto fue lo que escribí hace un año: SENTENCIA DE LA MANADA: CONSENTIMIENTO O CONSENSO, SEXO O PLACER.
La realidad suele cambiar antes que las leyes.
Nuestra realidad es que actualmente el modelo que impera es el del sexo falocéntrico y basado en el placer masculino.
La lentitud de la administración y la distancia existente entre el lenguaje común y el jurídico generan abismos entre la ciudadania y la Administración de Justicia. Entre las leyes y la realidad de nuestras vidas.
Empecemos a dejar de escudarnos en los procedimientos, en las jerarquias y en las estructuras judiciales.
La miseria no la oculta un artículo en una ley.
Llamemos a las cosas por su nombre.
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