Proteger la lactancia (de un bebé autista), una responsabilidad compartida

Las traducciones al inglés siempre son difíciles y ,como cada año, hago un intento propio de traducción de los objetivos de la World Alliance for Breastfeeding Action. «Proteger la lactancia: una responsabilidad compartida» es el lema de esta Semana Mundial de la Lactancia 2021. Yo le añado un paréntesis: de un bebé autista y con este post os traigo mi contribución a esta World Breastfeeding Week.

Objetivos

1. Informar

Aproximadamente uno de cada 160 niños es autista y sus madres pueden decidir lactar. El autismo y la lactancia son aspectos todavía demasiado desconocidos y cargados de prejuicios, mitos y discriminación.

Prejuicios relativos al autismo como que las personas autistas son violentas, o que no se enteran de nada y que están aislados en su mundo, conviven con otros prejuicios referidos a la lactancia. Como aquellos que dan por sentado que la lactancia materna genera dependencia y supone un auténtico impedimento para el desarrollo.

Todo ello sin tener absolutamente ningún atisbo de evidencia científica, demostrando únicamente una falta escandalosa de conocimientos sobre autismo y lactancia.

Incurrimos en discriminaciones cuando asociamos determinadas características negativas a un colectivo de personas sólo por el mero hecho de pertenecer a ese colectivo. Sin dar oportunidad de demostrar lo contrario, discriminamos a las madres expulsándolas de los espacios, negando su autonomía para decidir y culpando a las madres de cuestiones que nada tienen que ver con la lactancia que escogen para sus hijos.

Informar es importante, pero no sólo de tecnicismos y palabras rimbombantes, sino de lo más básico. La crianza diversa es aquella que transita entre diagnósticos, visitas médicas, terapias, reuniones de orientación y papeleos infinitos.

La discapacidad es una realidad silenciada, invisibilizada y negada. Antes que ser expertos en autismo y lactancia, seamos expertos en derechos humanos y admitamos que tenemos mucho que aprender.

2. Apuntalar

Apuntalar la lactancia como una cuestión de salud pública de la que todos somos responsables, desde los poderes públicos hasta la ciudadanía.

Es una cuestión de salud pública a todos los niveles. No voy aquí a explicar los beneficios de la lactancia materna porque los conocemos de sobra. Tampoco voy a explicar los riesgos de la lactancia artificial porque, aunque tal vez son un tanto menos conocidos, los sabemos.

La lactancia materna en el entorno en el que nos encontramos no deja de ser una opción personal. O debería serlo, si lactancia materna y artificial jugaran en la misma liga. Si se destinara el mismo presupuesto que se destina a la publicidad de la lactancia artificial, a apoyar a las madres, a informar adecuadamente, a proteger la maternidad, estaríamos hablando de otra cosa.

Como ciudadanos particulares podemos proteger la lactancia respetando las decisiones de las madres al respecto del tipo de lactancia. Ofreciendo nuestro apoyo, nuestro respeto, sin condiciones basadas en nuestras preferencias personales.

Los poderes públicos deberían empezar a poner el foco en la protección real de la maternidad y la lactancia. Promover la salud mental positiva de las madres y reconocer la situación de estrés y malestar en el que viven muchísimas familias por falta de recursos públicos.

Las criaturas autistas son las grandes afectadas de toda esta situación. Se nos olvida que la lactancia es una etapa en el desarrollo del bebé y el autismo es para toda la vida. Empezamos tratando de quitarles un tipo de alimentación que les puede suponer una ventaja adaptativa, culpando a sus madres del comportamiento de sus hijos y acabamos recortando en gastos de educación, sanidad y servicios sociales. Los dejamos solos en la edad adulta sin estructuras sociales ni comunitarias suficientes.

3. Aunar

Aunar esfuerzos entre todos los agentes implicados en la atención a la maternidad y la infancia: profesionales, asociaciones y familias, dentro y fuera del movimiento social del autismo y de la lactancia.

Tengo el privilegio (para mí lo es) de estar en dos movimientos sociales: autismo y lactancia. Esta doble visión me permite observar situaciones que se repiten desde diferentes prismas en ambos movimientos.

Todos: profesionales, asociaciones y familias tenemos (o deberíamos tener) un objetivo común. Ese objetivo es atender a las familias bajo estándares de calidad basados en evidencia científica y desde el respeto absoluto a la autonomía de las personas.

Todos, del primero al último, podemos incidir desde perspectivas diferentes en la calidad de vida de las personas. Profesionales de la psicología, de la educación, asociaciones de familiares de personas autistas, de personas dentro del espectro, asociaciones de crianza y lactancia, y las propias familias.

Aunar esfuerzos es trabajar en red, es conocer la red comunitaria de tu territorio, es apreciar el trabajo que hace cada uno de estos agentes, en el trabajo hacia ese objetivo común: el bienestar y la salud de las familias. Es derivar a quién tiene más tiempo o conoce otra perspectiva o a quién tiene la competencia y la habilidad. Es dejar a un lado el ego y compartir.

4. Actuar

Actuar implicándote en acciones locales y globales de apoyo a la maternidad y la lactancia diversa.
Aceptando la diversidad en tu vida, bajándote de tu pedestal para observar otras realidades igual de válidas que la tuya.

Todas las personas, de la primera a la última, hacemos política. Cualquiera hace política cuando en su día a día está en la cola de la panadería y tiene conversaciones banales con sus vecinos.

La fuerza de nuestras palabras es mucho mayor de lo que pensamos. En ellas está el bagaje cultural y social de nuestra sociedad: prejuicios, estereotipos, ideas preconcebidas…

Son necesarias para vivir en sociedad, pero corremos el riesgo de que nos encorseten. Podemos bajarnos del pedestal de los privilegios y observar con otra mirada a esa madre que trata de contener a su hijo desbordado en el supermercado y que tal vez le ofrece teta para calmarlo (o lo que puede y encuentre en ese momento).

Ayudar en lugar de reprochar. Tan sencillo y tan difícil como eso: abrir la mirada a otras realidades y convertirse en agente de cambio. Se puede ser agente de cambio preguntando a esa madre si necesita ayuda. O escribiendo un blog, o formando parte de una asociación, o retuiteando y compartiendo acciones reivindicativas impulsadas por colectivos discriminados.

No es necesario que todos vayamos a eventos a hablar en público, ni que seamos activistas en redes sociales, pero todos y cada uno de nosotros, podemos actuar.

PROTEGER LA LACTANCIA: UNA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA.

Referencias

Mayada et al. Global prevalence of autism and other pervasive developmental disorders. Autism Res. 2012 Jun; 5(3): 160–179.

C M Wright, A J R Waterston (2006) Relaciones entre pediatras y las compañías de leches artificiales infantiles Arch. Dis. Child.2006;91;383-385

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