Hotel sólo para adultos, discriminación escondida

Los hoteles solo para adultos son claramente una discriminación escondida bajo el pretexto de la “tranquilidad”. No había estado nunca en uno y este verano las circunstancias nos llevaron a estar una semana.

Cómo llegamos a entrar en un hotel sólo para adultos

Era la primera vez en casi quince años que teníamos a nuestros dos hijos fuera de casa en unos campamentos. Así que la ocasión, como dicen, la pintaban calva. En el último momento acudimos a una agencia de viajes a buscar algún hotel barato y cerca.

Teníamos que encontrar un hotel que estuviera lo suficientemente cerca para llegar rápido a buscarlos en caso de tener que hacerlo. Y barato para que, si teníamos que irnos antes, no perdiéramos un riñón por tener que ir a recogerlos.  A uno o a los dos.

Con ambos teníamos el tema del covid. Si había un positivo, tendríamos que ir a buscarlos. En este caso, la mayoría de los hoteles te abonaban la estancia no disfrutada, si lo demostrabas con justificantes.

Pero nosotros teníamos también la duda de si #PequeñoThor (autista) aguantaría una semana fuera de casa. Si no conseguía adaptarse, a pesar de todos los esfuerzos de los monitores, y empezaba a pasar un mal rato, nos iban a llamar. Pero ante eso, no hay justificante que valga, así que barato y cerca eran las dos premisas más importantes. Piscina también, pero eso lo tienen todos los hoteles.

El dilema y la decisión final

Pues bien, reservamos en un hotel solo para adultos, porque era el más barato, estaba a una hora de casa y tenia piscina. Y encima cerca de la playa.

En la agencia nos lo ofrecieron porque “ya que vais solos, que estéis tranquilos”, nosotros lo escogimos por otros motivos. Debo deciros que el sentimiento de contradicción, de estar haciendo algo con lo que no estoy de acuerdo, lo tuve desde el primer momento.

Por un lado, ¿sabiendo el riesgo que teníamos, íbamos a coger un hotel más caro? A nosotros en realidad, nos daba igual quién entrara o dejara de entrar en el hotel. Queríamos un hotel con piscina para estar juntos. Sin más.

Al final, en ese dilema existencial, la bloguera que llevo dentro me dijo: “ves y escribe un post”.

Así que, como diría Dani Rovira, cómico empírico, decidí ser bloguera empírica y dejarme llevar.

La sombra de la infancia

El hotel, del cual no diré el nombre, porque no es mi intención señalar ese “hotel concreto”, era como todos los hoteles. Con su restaurante, su piscina, su bar-cafetería, su espectáculo en vivo por las noches y poca cosa más.

Los hoteles de la costa combinan la estancia, con la o las piscinas y más o menos actividades dentro del hotel. No hay más secreto.

Observando cada señal, cada espacio, el mobiliario incluso, podías darte cuenta de que en ese hotel habían pensado, en algún momento, en los niños.

Resultaba incluso triste ver la piscina de los bebés vacía y sin uso. Los adultos no entraban, lógico.

En las señales de advertencia típicas de la piscina veías con claridad en qué zona había habido criaturas y en cuáles no.

En la zona de la biblioteca, unas mesas considerablemente pequeñas te dejaban claro que ahí, había habido niños.

Y si, el ambiente del hotel era muy tranquilo, es decir, sin ruidos.

La anécdota que lo explica todo

Una mañana ocurrió algo que a mi marido y a mi nos hizo echarnos unas risas y constatar como la prohibición de niños es absurda y discriminatoria.

Estábamos sentados tomando algo en la terraza al lado de la piscina, mi silla miraba hacia la piscina y mi marido estaba sentado orientado hacia la cafetería.

En ese momento veo como un grupo de jóvenes empiezan a jugar en el agua: un chico tira al agua a una chica, juegan y se ríen.

Y le digo a mi marido: “míralos, ese grupillo está jugando en la piscina”.

Mi maridín, que es muy serio a veces y no sabes si te está haciendo una broma o te lo está diciendo de verdad, me suelta: “si tienen menos de 20 años son niños y si son niños, tenemos que llamar a los del hotel para que los echen porque no pueden estar aquí”.

Nos miramos un segundo y nos echamos a reír. ¿Absurdo? Si, totalmente.

Si discriminamos a los niños porque son niños, ¿qué nos impide discriminar a la juventud de menos de 25 porque son jóvenes? ¿Y a los ancianos?

¿Y a partir de qué edad son niños? Porque para mí, que tengo 45 años, un chico de 20 me puede parecer un niño. ¿Qué escogemos? ¿La mayoría de edad? ¿Menores de 15? ¿Menores de 6? Absurdo.

Una película

Entonces recordé una película que vi hace mucho tiempo y de la que no recuerdo el nombre ni apenas la trama.

Era una película en la que ocurría algo que causaba problemas, algo catastrófico, que ponía en peligro la vida. En aquella película los mayores no permitían resolver la situación con sus reticencias para el cambio. Los jóvenes (30-50) deciden recluir a los ancianos (60-en adelante) porque eran un lastre para la sociedad y no permitían el avance de la tecnología.

Al final de la película, el problema se soluciona, pero ves como un grupo de adolescentes (15-20) mira con desconfianza al grupo que detenta el poder y piensa en hacer lo mismo. Es decir, los adolescentes se plantean recluir a los jóvenes porque no les permiten hacer lo que quieren. Pretenden recluir, es decir, segregar, a los jóvenes (30-50) porque no les permitían avanzar.

No recuerdo el nombre de la película y no he sido capaz de encontrarla, pero el recuerdo que tengo de ella refleja muy bien lo que pienso. No hay excusas para la discriminación por edad.

Discriminación

Desde luego el hotel en sí, no resultaba muy inclusivo. Si mirabas a tu alrededor veías parejas heteros, blancas, sin discapacidad (aparente) y todos, muy probablemente, con más o menos el mismo nivel educativo y poder adquisitivo similar. Tal vez alguna fuera gay, pero no había demostraciones de cariño en público.

Realmente, estábamos todos bastante calcados por el mismo patrón. Lo que me lleva a pensar en las barreras visibles: “sólo adultos” y las invisibles… que están, pero no las vemos, o no las queremos ver (racismo, homofobia…)

Dejando a un lado esa pequeña reflexión sobre otro tipo de discriminaciones, negar el acceso a un grupo determinado de personas por su edad, es discriminatorio.

Porque un hotel solo para adultos se basa en un estereotipo muy concreto: niño maleducado, ruidoso, incapaz de comportarse. Y prejuzga a todos los niños, que los habrá maleducados, y otros que no. Los habrá tranquilos y más movidos.

El hecho de incluir a todos los niños dentro de ese estereotipo y prohibirles el acceso por su edad, es discriminatorio.

Puedo entender que vayas buscando tranquilidad, pero si para conseguirla tienes que discriminar a una parte importante de la población, creo que tenemos un problema.

Referencias

Añado aqui dos artículos periodísticos sobre el tema y una referencia, por si quieres profundizar un poco más sobre los mecanismos psicológicos de la discriminación.

Oliver, D. (2021, 1 de agosto) “Aquí no pueden entrar niños”. ¿Son discriminatorios los hoteles o restaurantes ‘solo para adultos’? Ideas, el País.

Lopez de Miguel, A; Sánchez, Manuel (2020, 5 de junio) La Ley de Infancia reformula los delitos de odio: incorpora la edad como causa de discriminación sobre niños y ancianos. Público.

Tajfel, H. (1984). Grupos humanos y categorías sociales. Barcelona: Herder, 1981

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