La lactancia materna y el feminismo: ¿encaje o imposición?

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En este segundo podcast hacemos un repaso general a un tema que levanta ampollas allá donde se hable.

¿Es la lactancia materna liberadora y emancipadora?

¿O por el contrario supone una traba más a la libertad de elección de las mujeres?

Como siempre, no creo que sea la lactancia materna en sí lo que marca la diferencia, sino la falta de apoyo real y efectivo, válido y consistente, que permita vivir la maternidad con libertad y bienestar (independientemente del tipo de lactancia escogida).

Planteando el debate

La cosa empezó en el anterior episodio del podcast, en el que conocimos a Octavio Salazar. Basándonos en un artículo suyo, que encontraréis al final de este post con todas las referencias, empezamos a desgranar el debate. En él Octavio, entre otras cosas, hablaba de la presión que sienten las mujeres para amamantar bajo pena de ser “malas madres” si no lo hacen.

También estuvimos comentando un artículo en el que se entrevistaba a Beatriz Gimeno, autora de un libro, no exento de polémica, como podéis comprobar buscando un poco en redes sociales.

Llevamos también al debate una carta al director y su contestación publicadas en la Revista Enfermería Clínica en la que se vuelve a hablar del mito de la mala madre que no da lactancia materna.

La lactancia materna es la forma de alimentar a un bebé

Esto es así y no tiene nada que ver con ser buena o mala madre ni consideraciones de ningún tipo. Otra cosa es que como seres humanos hayamos sido capaces de producir un alimento artificial capaz de asegurar la supervivencia de un bebé que no es alimentado por su madre.

La lactancia materna, el lenguaje y la construcción social de las ideas nos diferencian del resto de animales de la cadena trófica colocándonos en la cima de esta. Somos los mayores depredadores existentes sobre el planeta.

Somos los únicos seres vivos que tenemos unas cuerdas vocales capaces de articular sonidos, dotarlos de significado y construir el mundo a través de las palabras.

Nuestros bebés nacen inmaduros hasta el punto de que sin un adulto que garantice un cuidado adecuado nuestros bebés morirían. Se suele decir mucho aquello de que para los bebés la lactancia son reflejos innatos y para la madre es una mezcla de predisposición y de aprendizaje.

Así que en una cultura como la nuestra la crianza requiere inevitablemente de aprendizaje y no cualquiera: aprendemos a criar en tribu como seres sociales que somos.

La cultura del biberón es la imperante

No puedo creerme que el mito de la mala madre se deba principalmente al hecho de no dar el pecho. “Si no das el pecho eres mala madre”. O si lo es y entonces peor andamos de lo que podía imaginarme.

Lo digo con los datos en la mano. Si a los seis meses solo el 24,25% de las madres dan el pecho, el 75,75% restante viven bajo la presión de ser mala madre. Lo sé, es absurda esa inferencia, no tiene ningún sentido, pero reconozco que no puedo evitar pensarlo.

Ser “mala madre” es algo más profundo que dar lactancia materna o artificial

Creo que el debate no está bien centrado si lo limitamos a lactancia materna o artificial. El feminismo lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero a veces se olvida de que, dentro de esa igualdad formal, la igualdad material pasa por valorar la figura de la maternidad.

Autoras como Patricia Merino en su libro “Maternidad, Igualdad y Fraternidad” dejan claro que la maternidad en si no es esclavizadora o liberadora. Lo que marca la diferencia es el control social y patriarcal que se realiza sobre la maternidad.

En un mundo en el que no se nos permite ser madres: políticas de protección de la maternidad inexistentes, falta de reconocimiento a la labor de crianza, expulsión sistemática del mercado laboral a quienes escogen dedicase de pleno a la maternidad, etc.

Ser madre forma parte de la condición biológica mujer. Es algo que solo podemos hacer las personas de sexo femenino. No es en sí el ser mujer sino la discriminación que vivimos por ser mujeres y ser madres (o por el hecho de poder serlo.)

No se es mala madre por dar lactancia materna o biberón. Se es mala madre por que la maternidad es de dominio público, en lugar de ser de interés público. En el momento en que llegamos a la maternidad nos convertimos en objeto de intento de control por parte de quienes estan a nuestro alrededor. Control que se ejerce sobre absolutamente todo: la lactancia, la alimentación complementaria, la forma de vestir, la forma de educar, los hábitos de sueño, el juego, el control de esfínteres, la escolarización, etc.

Los mitos alrededor de la lactancia contribuyen a ese control externo de la maternidad y la crianza

La evidencia científica proporciona un acervo de conocimientos que resulta difícil de transmitir incluso entre aquellos que deberían estar informados y actualizados.

Preguntamos al pediatra absolutamente todo y es normal y no va la crítica por ahí. El caso es que como consecuencia de esa cultura y socialización que nos diferencia de los animales hemos perdido en buena parte la capacidad o el poder o la autonomía para criar a nuestros hijos.

La “autoridad del médico” es indiscutible en aspectos que en realidad deberían formar del conocimiento que se transmite de madres a hijas.

En los años del auge del biberón esa correa de transmisión se rompió y nuestras madres empezaron a recibir instrucciones para todo.

Con el tema del sueño por ejemplo hemos avanzado mucho, pero siguen publicándose guías que directamente son agresión y maltrato hacia bebés y niños.

Y la lactancia no lo es menos. Por supuesto hemos avanzado mucho, pero siguen llegando madres que reciben indicaciones erróneas como “tu leche es agua a partir del año”, “si te vas a sacar una muela tienes que destetar” o cosas por el estilo.

La lactancia y el control sobre la autonomía y el cuerpo de las mujeres

No es la lactancia en si lo que es esclavizante.

La lactancia materna requiere de acompañamiento por personal formado y competente que demasiadas veces no existe.

Requiere además del apoyo entre madres, de la tribu como herramienta socializadora y de sostén emocional de una madre que recibe inputs negativos por todas partes.

En un mundo ideal en el que no existieran mitos y estuviera plagado de profesionales expertos en lactancia, seguirían existiendo madres que dan biberón a sus retoños. Puede que fueran las menos, puede que las estadísticas se invirtieran y fueran un 75% las madres que dan lactancia materna y no al revés, pero existirían.

Lo que nos esclaviza no es la lactancia materna o el biberón.

Lo que nos esclaviza es vivir en una sociedad que decide por nosotras lo que vamos a hacer con nuestras tetas. Y lo decide la sociedad empezando por esa falta de apoyo y esas redes de recursos cuyos profesionales piensan que “la teta es solo vicio”.

Básicamente la conclusión a la que llego es que la lactancia materna es la forma de alimentar a los bebés, pero que cada madre hace con sus tetas lo que quiere.

Eso sí, como lactivista haré todo lo posible para romper mitos y contribuir en la medida de lo posible a que las mujeres puedan tomar de verdad sus decisiones basadas en información veraz y contrastada.

Somos los únicos animales sobre la faz de la tierra que tenemos esa capacidad de elección.

Os dejo aquí el enlace al podcast con nuestro debate sobre el tema.

https://www.ivoox.com/45470122

Ser madre, ¿derecho o deseo? ¿Obligación u opción?

Lactancia materna: ¿obligación? ¿deseo? ¿Opción? ¿Derecho?

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Referencias

Salazar, Octavio (2018) ¿Por qué los hombres deberíamos leer el libro «la lactancia materna»? El diario.es. Zona Crítica. Recuperado de: https://www.eldiario.es/zonacritica/hombres-deberiamos-leer-lactancia-materna_6_775232486.html

Aguilar Requena, Ana (2018) Entrevista a Beatriz Gimeno: «la lactancia está sirviendo para marcar el estándar de la buena y la mala madre». El Diario.es. Nidos, nuevas familias, crianza, conciliación. Recuperado de: https://www.eldiario.es/nidos/Beatriz-Gimeno_0_774122804.html

Cárdaba García R.M., Muñoz Conejero E., Cárdaba García I. Reflexiones sobre la lactancia materna desde el feminismo. Enferm. Clin, 2019. https://doi.org/10.1016/j.enfcli.2019.03.004

Mena-Tudela Padró Arocas A. Sobre las reflexiones de la lactancia materna desde el feminismo. Enferm. Clin. 2019 https://doi.org/10.1016/j.enfcli.2019.07.009

Ministerio de Sanidad y Consumo e INE. Estilos de vida y prácticas preventivas. Cifras relativas a Tipo de lactancia según sexo y comunidad autónoma. Recuperado de: https://www.ine.es/jaxi/tabla.do?path=/t15/p419/a2006/p07/l0/&file=03111.px&type=pcaxis&L=0

Merino Murga, P. (2017). Maternidad, Igualdad y Fraternidad. Madrid, España. Ed.Clave Intelectual.

Una respuesta a «La lactancia materna y el feminismo: ¿encaje o imposición?»

  1. […] canción es un potente mensaje de sororidad, de unión, independientemente de como seas. De si diste teta o biberón, de si decidiste volver a trabajar en seguida porque era lo que querías, como si te quedaste en […]

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